Candilazos

Las manirrotas de Igual-ná

Las manirrotas de Igual-ná
Segundo Sanz

El primer semestre del ministerio podemita de las Superdrásticas ha evidenciado que este coven político o Hermandad del Jo tía («Somos las nietas de las brujas que no pudisteis quemar», vociferan al echarse a la calle) se ha propuesto justificar su innecesaria existencia a golpe de experimentos de ingeniería social, tirando sin miramiento de ese dinero público que no es de nadie, como diría la Progrewoman Calvo a la que la feministra pro-trans Montero arrebató la competencia para cabreo hondo de las socialistas.

La Sorority de la hembra alfa, con Noelia Vera, Victoria Rosell, Beatriz Gimeno, Boti García y Rita Bosaho con funciones estelares, ha lanzado fábulas desternillantes para el gran público. Por ejemplo, del tipo «el patriarcado es perjudicial para nuestro clima» o «las mujeres consumen alcohol por su situación de desigualdad». ¿Qué será lo siguiente en el número 37 de la calle Alcalá? Tal vez escuchar por sus ventanas eso de «Sola y borracha, sola se queda Fonseca…» Y es que la cuchipandi, con un pléyade de asesoras que cuestan medio millón al año al erario de todos, ha convertido estas dependencias en una asamblea de facultad, con festicumples incluidos, y en un photocall de Sálvame.

Tampoco han faltado los bulos contra los policías y los operadores judiciales (jueces, fiscales y letrados), que han sido acusados de preguntar a las denunciantes si habían «abierto mucho las piernas» o si «llevaban una minifalda». «Una revictimización o victimización secundaria», han bautizado tal patraña las jefas supremas de estas descendientes de sorginak, según se autodefinen.

Durante el estado de alarma, con los 42 días en cuarentena que estuvo Montero por su Covid, la actividad del ministerio no fue especialmente intensa y prolija, sino más bien lo contrario. Eso sí, las que se quedaron cuidando el convento deleitaron a sus fieles con delirios como «se nota que muchos hombres nunca habían hecho la compra por cómo se movían por los pasillos» de los supermercados. El que hizo la compra desnortado, porque ni se puso mascarilla, fue el Marqués de Galapagar, con guardaespaldas incluido, pero éste tiene bula.

Las manirrotas de Igual-ná han tramitado en estos meses 225.000 euros para «distintivos» feministas aprobados por el anterior Ejecutivo, 350.000 euros para transportar una exposición itinerante donde se homenajea a «milicianas republicanas»; 42.000 euros para evaluar si las políticas feministas de Sánchez han servido de algo; 120.000 euros para convertir el lema «este virus, lo paramos unidos» en «la violencia machista, la paramos unidas»; 121.000 euros para una campaña de «concienciación» que incide en que «el hombre feminista también es un hombre»; 464.000 euros para un teléfono de atención sobre «discriminación por sexo» que espera denuncias de «publicidad sexista»; 96.800 euros para otra campaña infantil de educación sexual inspirada en el spot «¿Cómo aprendiste a follar?»; 600.000 euros para másteres universitarios sobre «feminismo»… Se llama ideología de género y está saqueando las arcas públicas. A tu costa.

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