Luz y fútbol para ‘dummies’

Luz y fútbol para ‘dummies’

Empezó la liga de fútbol y aún estamos en mitad de la canícula. La vida continúa en agosto. A veces echamos de menos aquellos años en que este mes solo era hábil para los bolos de verano. Sin embargo, ahora quien más o quien menos -excepto si eres miembro del Gobierno- tiene que ponerse el mono, enchufar el ordenador o levantar el cierre del negocio.

Entre San Lorenzo y San Roque se celebran fiestas en media España, pero como este año no hay verbenas han puesto a rodar el balón antes que nunca. Y resulta que en plena ola de calor no tenemos otra que ver a nuestros equipos con el aire acondicionado a tope y el precio de la luz batiendo récords cada día. La verdad es que Alberto Garzón nunca está donde debiera: un gobierno verdaderamente populista pondría los partidos en los cines de verano, con entradas gratis para niños y jubilados. Este chico dentro de un tiempo dirá con nostalgia, al modo del maravilloso poema Profundo Mar Azul de Julia Uceda, ‘yo algún día fui ministro… y no me di cuenta’. 

Pero así somos, consumiremos luz y fútbol sin protestar por precios, restricciones o temperaturas. Cuando la Troika Comunitaria llegó a Portugal en 2011 decíamos que en España nos rebelaríamos ante medidas tan duras. ¡Pero qué va! Este gobierno ha demostrado que los españolitos tragamos sables y teas de fuego sin necesidad de tomarnos un Almax. ¡Y sin enterarnos de nada!, porque este verano los dos grandes enigmas son el precio de la luz y la escabrosa gestión de la liga de fútbol. 

A Javier Tebas nadie le traga y nadie le entiende. Ha hecho trapacerías de todos los colores: los partidos en Miami, los horarios imposibles, la eterna pelea con la RFEF y con Luis Rubiales (otro que tal baila), el asunto del Fuenlabrada con un evidente conflicto de intereses… ¡Y este verano además el asunto Messi y la operación con el fondo CVC!

¿Alguien puede explicar lo que ha pasado para echar de la liga al mejor jugador del mundo? ¿Y por qué puede jugar en París, en un equipo con menos presupuesto -antes del Covid era la mitad que el del Barça- y peor ratio del incomprensible fairplay financiero? ¿Y cómo se puede alcanzar un acuerdo de traspaso de derechos que deja fuera a los clubs que generan el 70% de los ingresos?

Desde luego Tebas no. Este se conforma con insultar a todo el mundo con su incontinencia verbal e ir cargándose la otrora excelente LaLiga. ¡Qué fenómeno el tío! Luego además te enteras que tiene un contrato de crack mundial y resulta que solamente se mete goles en propia meta.

Y por otro lado, ¿quién explica lo que ocurre con el precio de la energía? La ministra Ribera está haciendo el papel de Karl Malden como Shooter en el Rey del Juego. Reparte las culpas y ella no se queda ninguna: la CE, la tasa de emisiones, las subastas eléctricas…, pero lo cierto y verdad es que nos hemos instalado en el mercado de la energía con una vocación ecologista que, de momento y tal y como estamos sufriendo, no nos podemos permitir. 

Si se hubiera hecho una política energética sin tanta ideología, especialmente para la composición del mix de producción, no se habría precipitado el cierre de las nucleares -o se hubiese pensado incluso en su sustitución- y se habría planteado el mantenimiento y ampliación de las hidroeléctricas. Por cierto, unas y otras se construyeron con visión de futuro por una dictadura, estableciendo un sistema que permitió un desarrollo continuado del país, con un crecimiento exponencial de la demanda a precios razonables.

También son decisiones mal tomadas, especialmente por los gobiernos socialistas, las cuantiosas subvenciones a las renovables que dejan de producir cuando más se necesitan y que no han resuelto el problema del almacenamiento. Efectivamente son la energía perfecta: no contaminan y disponen de una inagotable materia prima, ya que el sol y el viento no se acaban. Solamente que por la noche no hay sol (eso ni Irene Montero puede cambiarlo) y cae el viento, y además en invierno los días se acortan. Resultado: que durante muchas horas tienes que depender de gasistas o nucleares a las que has frito a impuestos o directamente te estás cargando.

Puede ser así de simple o de complicado. Cambiar la dinámica no es fácil y no se solucionará de repente, pero desprenderse del radicalismo ecologista, no estigmatizar fuentes y confiar en el mercado corrigiendo solamente las arbitrariedades e ineficiencias serán pasos en la dirección adecuada.

Lo dicho, la vida sigue en agosto, excepto para el gobierno que no ha interrumpido su descanso para explicarnos lo caro que nos va a salir este año ver el fútbol.

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