Opinión

Lema sanchista: «Si no engaño, me equivoco»

Feijóo, conocedor de los tejemanejes y de la falta de transparencia del Sánchez, evitó preguntarle: «¿Dónde han ido a parar los fondos europeos?» El galaico ya conocía la respuesta. John de Zulueta, presidente de honor del Círculo de Empresarios, le había confirmado que el gañán los repartía «a dedo», o sea por criterio político, entre sus socios separatistas, a cambio de sostenerle en el poder para disfrutar del búnker de la Moncloa y demás palacios adyacentes. La UE exigió explicaciones acerca del destino final de todos esos fondos, pero don Narciso se hizo el longuis y no repuso, lo habitual en él. Fingir ignorancia es una de sus habilidades más notorias.

La mediocridad de su ingenio dio paso a su mala educación cuando se entrevistó con Feijóo, al que trató como un trapo. De ahí que el gallego dijera, tras el encuentro: «Es imposible pactar nada con un ser tan soberbio que nunca atiende a razones; prefiere negociar referéndums y amnistías con los independentistas». Así es tal lindo farsante: apaña desigualdades financieras entre las comunidades autónomas, enriqueciendo a los mercaderes de su club privado y dejando, con una mano delante y otra detrás, a las comunidades que no le votan.

A Sánchez la ilegalidad le conmueve. Lo suyo son las mentiras, las trampas, los cambalaches, los abusos, los impuestos e incumplir promesas. Se mofa del estado de derecho y de la división de poderes. Su divisa son dos cuervos sin alas, uno representa al gafe y el otro, al incompetente, con ellos soluciona los asuntos realmente vitales de la nación. Y no hay que echar en saco roto el lema sanchista, que describe su errático estado mental: «Si no engaño, me equivoco». Este zumbado pretende arrastrarnos a una segunda legislatura alienígena, la frankenstein 2. Átense el cinturón.

Ayuso lo ve claro: «Rendirnos no es una opción», y apuntala la investidura de Feijóo frente al juego sucio de Sánchez. «El invento de los separatistas, la plurinacionalidad, niega la soberanía nacional. Feijóo es la única garantía de que España no se desguace».