Opinión

La legislatura de la «zorra»

Resulta repugnante ver a Sánchez actuar al margen de la ley – con total impunidad – y retorcer las leyes para encajar de la forma más conveniente una amnistía que no merecen los golpistas, porque siguen sin mostrar arrepentimiento y amenazan con que lo volverán a hacer. Nunca tuvimos en política un presidente tan amoral como este farsante que saldrá de Moncloa en Navidad tras unir su infausto nombre a la que será recordada como la breve legislatura de la «zorra». Puigdemont regresará a Waterloo junto a su invisible batallón de espías rusos en el bolsillo y cebará a los hijos de Putin con mejillones caducados. Cuando dos gafes, el de Junts y el sanchista, auténticos pájaros de mal agüero estén fuera del circuito nacional los españoles de ley dormirán a pierna suelta.

Según afirma The Daily Digest: «Aproximadamente la mitad de España, a tenor de las últimas encuestas, estaría encantada si Pedro Sánchez se marchase». Pero qué pasará cuando fracase en todo y deje de ser presidente, ¿se presentará a una reelección? Se ha escrito mucho sobre los delirios y las aspiraciones del déspota. De momento ostenta el cargo de presidente de la Internacional Socialista, ahora que la social- democracia está hundida y desaparecida en países como Francia o Italia. Sin embargo, él ha logrado mantenerse a flote en España a base de sus conocidos abusos y continuas mentiras y trampas. Así que aún le queda algo a lo que agarrarse. Sánchez quiere poder, tiene ansia de poder. Se ha llegado a especular que desea el cargo del luso Antonio Guterres, Secretario General de ONU, otro inútil de muy parejo calibre. Tenido por un apestado en la Unión Europea, donde a Sánchez no lo quieren ver ni en pintura, el mejor sitio en el que podría acabar su carrera de plagios y fraudes sería un manicomio o la cárcel, por haber violentado los derechos de una Nación y pervertido a los fiscales.

Félix de Azúa, académico de la RAE, no se corta y le dice a Mª Zabay en El Foco de OKDIARIO: «Sánchez se convertirá en un dictador latinoamericano, su modelo es Chávez. La verdadera ultraderecha es la izquierda española que es nacionalista y separatista». Aunque el psicópata degrade a Abascal y Feijóo incluyéndoles en la «fachosfera», es cosa, según Azúa, «de Zapatero, que es el que manda en la línea editorial del periódico El País». Sánchez debería meterse el estúpido gag del club de la comedia por el tubo de escape.

Tanto la Constitución como el Rey y los jueces están hartos de que un mequetrefe excesivamente vulgar, del barrio de Tetuán, los manipule cuando le venga en gana y no soportan una vejación más proveniente de este payaso inculto. A Sánchez se le acaba la gasolina y la breve legislatura de la «zorra».