Opinión

A Laya le preocupa más la salud de Ghali que la de sus funcionarios en el exterior

Preocupada por dar cobijo en España al líder del Polisario, Brahim Ghali, al que dispensó un trato «humanitario» llevándoselo a hurtadillas a un hospital de Logroño para que se recuperara del coronavirus, la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, se olvidó de que un gran número de funcionarios destinados en el extranjero -especialmente en aquellos países donde la vacunación brilla por su ausencia- debían ser inmunizados por encontrarse en zonas de alto riesgo. Pero como sólo tenía tiempo para Ghali, no envió las dosis al personal destinado en aquellas naciones donde la vacunación no era factible. En una carta dirigida a los empleados del Ministerio de Asuntos Exteriores, Laya dice comprender su preocupación por no haber sido vacunados y afirma que se está organizando el envío de dosis de Janssen -precisamente ahora que, a causa de un parón en la producción, esta farmacéutica ha anunciado que no cumplirá las entregas pactadas hasta finales de julio-. Para quitarse el marrón de encima, la ministra apunta a las comunidades autónomas, como si estas tuvieran algo que ver con el abandono de los empleados del Ministerio destinados en el extranjero.

De un tiempo a esta parte, todo lo que toca González Laya se rompe en mil pedazos, algo insólito en alguien que debería guiarse con prudencia diplomática. Y cuando no hace nada -como en este caso, abandonando a su suerte a los funcionarios en el exterior- también la monta. Conclusión: por acción o por omisión esta mujer es un peligro público. Es lo que tiene dedicar todas sus energías y desvelos en tratar a cuerpo de rey a un tipo como Ghali, acusado de crímenes contra la humanidad: que le faltan horas para ocuparse de la salud de sus funcionarios en el exterior. Ahora, por carta, dice comprender su preocupación y anuncia un envío de vacunas de Janssen más que discutible, toda vez que esta compañía  ha anunciado un retraso en el suministro. Otra ocasión para callarse. No da una ni cuando rectifica.