Indra: las claves de una operación sospechosa
El asalto gubernamental con nocturnidad y alevosía a una empresa estratégica como Indra, donde todos los gobiernos respetaron su neutralidad política, se ha convertido en un escándalo de primer orden.
La brunete mediática gubernamental se ha lanzado a la yugular de González Pons porque se ha atrevido a decir lo evidente.
Perpetrado el asalto sin pudor con la inestimable ayuda del presidente de Prisa –tipo oscuro donde los haya- no es el único intento antidemocrático estos días a las pocas instituciones estatales que permanecían incólumes del detritus sanchista. El INE, tan preciso como preclaro a la hora de conocer los macrodatos económicos y el censo electoral, también ha sido okupado al anochecer entre el estupor de sus funcionarios. RTVE, EFE, el CIS y Correos llevan cuatro años bajo la bota del leviatán monclovita.
RTVE y EFE difunden noticias; el CIS fabrica las encuestas; el INE confecciona el censo y, finalmente, Indra, que no cuenta los votos pero sí materializa la distribución de los mismos y adjudicación de escaños. Sin olvidar que Correos gestiona y trajina el voto por correo. Círculo perfecto.
De la praxis democrática de la izquierda –Pedro Sánchez intentó manipular el voto del Comité Federal cuando este le tiró por la ventana en la gran crisis de 2017 y en Podemos las denuncias por fraude en elecciones internas no han parado de sucederse- tenemos mucho aprendido. No es de extrañar que lo de Indra haya levantado todas las susceptibilidades, sobre todo, por la forma irregular (engañando a los consejeros independientes, gracias a la entrada como burro en cacharrería del tal Joseph Oughourlian) como se ha producido su cese. Prisa (El País, Cadena Ser), a través de su principal accionista, el fondo Amber Capital, ha sido el apuñalador de los consejeros independientes que ponían coto a los desmanes monclovitas. ¿A cambio de qué? De los favores gubernamentales, dicen los mejores conocedores de la turbia operación. El seguidismo del diario gubernamental no tiene parangón ni siquiera cuando en otras épocas el mimetismo entre el diario fundado en su día por Manuel Fraga (Juan Luis Cebrián) y el poder socialista no admitía resquicio alguno.
El Gobierno, con su largo brazo legislativo, Meritxell Batet, ha conseguido cercenar una pregunta parlamentaria del principal partido de la oposición sobre Indra argumentando que no es un asunto de “actualidad”. Y la oposición traga. Es un tema claro, junto a lo ocurrido en el INE, para acudir directamente a Bruselas con la denuncia. ¿Acaso la UE no han tomado cartas en los excesos antidemocráticos ocurridos en Polonia? Este es el contexto, señorías.
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