Iglesias y Sánchez dan un empujón a Rajoy

Mariano Rajoy ganó un debate que empezó y acabó en el bloque sobre la corrupción. Una parte que, paradójicamente, fue el momento más difícil para el presidente del Gobierno en funciones, ya que Albert Rivera atacó con insistencia contra el punto débil del Partido Popular. Por el plató de la Academia de la Televisión salieron a colación Luis Bárcenas y sus celebérrimos SMS así como el resto de casos que tienen relación con el PP. El presidente de Ciudadanos, consciente de que su formación no carga con esa pesada mochila, aprovechó el tema para conquistar el centro de la escena y así tratar de remontar unas encuestas que antes del debate lo situaban el cuarto de los cuatro. Fue sin duda su mejor momento de la noche, redondeado por el ataque a Pablo Iglesias al respecto de la financiación de los morados: «Usted no lo pide porque se lo da el Gobierno de Maduro».
Un argumento demoledor que desquició al secretario general de Podemos y del que no se recuperó —ni en el fondo ni en la forma— hasta el final del debate. Pablo Iglesias, en una de sus versiones más inconsistentes en televisión, trató de hacer tándem con Sánchez para atacar a Ciudadanos y populares. Un intento infructuoso, ya que al hablar de corrupción Pedro Sánchez recordó a «Monedero y la beca de Errejón». Iglesias no pudo disimular su ansiedad por la ocasión perdida. Las disputas entre las fuerzas «de izquierda» tuvieron ‘efecto boomerang’, algo que provocó que ambos perdieran el debate.
Hasta ese bloque, los espectadores había presenciado una confrontación encorsetada donde la tibieza argumental de Iglesias, Rivera y Sánchez eran una constante contra Mariano Rajoy. Una táctica que beneficio al gallego quien, incluso, se permitió el lujo de ejercer como un severo maestro ante una suerte de jóvenes alumnos: «Aquí no se viene a hacer prácticas, aquí se viene aprendido.» Rajoy se hizo fuerte en su principal activo como jefe del Ejecutivo: la economía. Exhibió el músculo recobrado por España en los últimos cuatro años gracias al crecimiento laboral y económico, algo a los que sus rivales políticos poco o nada pudieron responder más allá de los típicos lugares comunes.
Especialmente notoria fue la indefinición de Pablo Iglesias. El líder de Podemos fue incapaz de explicar convincentemente de dónde iba a sacar los 60.000 millones de gasto público que promete en su programa electoral. Un debate, en definitiva, del que Rajoy salió incluso mejor de lo que entró. Rivera creció a medida que pasaron los minutos y donde tanto Iglesias como Sánchez fueron los dos grandes derrotados.