Opinión

¿Fue a hacer un Bárcenas o sólo a asesorar?

La compra del casoplón por parte de Pablo Iglesias e Irene Montero ha sido la certificación definitiva de que los líderes de Podemos son casta y se comportan como tal. Por tener, tienen hasta un tesorero en el partido que los acompaña a la notaría para que firmen la hipoteca con la que han adquirido su vivienda proletaria de 268 metros cuadrados construidos y 2.000 metros de parcela con piscina, garaje y casa para los invitados. Un habitáculo de emergencia social a razón de 600.000 euros de los que Daniel de Frutos Ramírez, el hombre que maneja el dinero en la formación morada, fue testigo de excepción, con celebración incluida después de cerrar el trato. La pregunta es obligada: ¿Qué hacía allí el tesorero del partido? Al igual que en la Dinamarca del príncipe Hamlet, algo huele muy mal en todo lo que rodea al chalé de Galapagar.

Al margen del aspecto cualitativo — que ha dejado definida la hipocresía ciclópea de Iglesias y Montero— hay que tener en cuenta que Podemos ingresó 3,6 millones de euros de subvenciones en la misma Caja de Ingenieros que a la postre concedió una hipoteca a los jerarcas del populismo patrio con unas condiciones de auténticos privilegiados al obtener un tipo de interés variable que está en el 0,5% más euribor. El comportamiento de Daniel de Frutos, que tenía relación con dicha entidad, se hace aún más evidente con la actitud que ha tenido el partido al que representa. Traicionando otro de sus principales dogmas fundacionales, los informáticos de Podemos han borrado de su web de «transparencia» el nexo del tesorero con el banco del hipotecazo de Iglesias.

Al margen de demostrar una vez más que el discurso de Podemos es mera teoría falaz, hay una locución latina que define perfectamente este comportamiento: excusatio non petita, accusatio manifesta. ¿Por qué Podemos priva de esa información a la ciudadanía? ¿No querían regenerar la política con una nueva forma de actuar? ¿O quizá es porque De Frutos les «consiguió» una hipoteca muy ventajosa tras firmar el documento por el que ingresaban 3,6 millones de euros de subvenciones electorales en dicha caja? Lo cierto es que si estos son los políticos de «la gente», no pueden estar más alejados de ella. Incluso han creado un reglamento interno a la carta para que Iglesias pueda incumplir el límite salarial y pague el dispendio del casoplón. Nadie tiene muy claro qué ha hecho Podemos por la «gente», pero que esa «gente» les ha proporcionado con sus votos un billete directo a una vida de ricos, seguro. Nunca un partido político acumuló tanto descrédito en tan poco tiempo.