Opinión

La estúpida manera de mezclar a Franco y el calor para justificar el 23J

El calor tórrido de estos días ha reavivado la polémica sobre la fecha elegida por Pedro Sánchez para las próximas elecciones generales, un 23 de julio en el que previsiblemente se registrarán altísimas temperaturas que, evidentemente, harán más mella en las personas mayores. La ola de calor de esta semana sirve para hacerse una idea de lo que puede ocurrir el día de las elecciones y de las dificultades derivadas del calor extremo. Por esa razón Sumar ha pedido que el horario de votación de se prolongue hasta las 10 de la noche, pero eso es imposible, ya que sería necesario reformar una ley orgánica.

En cualquier caso, lo sorprendente es el argumento del Gobierno, expresado por la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, cuando fue preguntada por el riesgo que para las personas de mayor edad tendría una jornada electoral marcada por el intensísimo calor. «Muchas personas mayores durante muchos años de su vida no pudieron votar. No hay tormenta, ni frío, ni nieve, ni calor que impida ir a votar». «Usted y yo somos de una generación que ya nacimos en democracia, no tenemos esa perspectiva», dijo al ser preguntada sobre esta cuestión.

Obsérvese que, sin referirse expresamente a Franco, lo que hace la ministra es sugerir que peor era no votar durante la dictadura que hacerlo ahora aunque sea bajo un calor extremo, una manera absurda de confundir el culo con las témporas. Y es que cualquier cosa que se le plantee a este Gobierno termina indefectiblemente en Franco. ¿Qué tendrá que ver, señora, la ola de calor de julio de 2023 con la dictadura? Y ya puestos, ¿qué tendrá que ver con el calor actual que las personas mayores no pudieran votar durante muchos años de su vida? Lo cierto, señora, es que la fecha elegida por el presidente del Gobierno ha complicado la vida de millones de españoles, la de los que vivieron la dictadura y la de los que nacieron en democracia.