Opinión

Este Rey está a la altura

Felipe VI ha hecho de su segundo discurso de Nochebuena una entregada, sensata y razonada defensa de la unidad de España. Ahora que los independentistas catalanes quieren poner en jaque el proyecto común que nos articula como país tras el pacto de Artur Mas y la CUP, el jefe del Estado ha sido muy claro al subrayar que «la ruptura de la Ley» sólo puede llevar a nuestro país «a la decadencia, el empobrecimiento y al aislamiento». Una referencia amparada en la Constitución para que rememos todos juntos con el objetivo de conseguir la tan ansiada —y cercana si no nos empeñamos en lo contrario— estabilidad económica.

Tras los inciertos resultados electorales del pasado 20 de diciembre, y los últimos movimientos de los golpistas en Cataluña, el Rey ha pronunciado un discurso muy apegado a la actualidad en base a los temas que más preocupan a los españoles en estos momentos: unidad nacional, contexto político y economía. En su alocución, emitida desde el salón del Trono del Palacio Real, ha lanzado un mensaje directo a todas las formaciones parlamentarias, a las que ha demandado «las mejores decisiones que resuelvan los problemas de los ciudadanos».

Felipe VI ha hablado a toda la nación desde un lugar muy simbólico. El salón del Trono es donde tuvieron lugar los actos de su proclamación como Rey de España y donde se celebraron parte de los actos por su matrimonio con la Reina Letizia. Un mensaje de «tranquilidad, diálogo y determinación» desde el corazón de la capital del Estado, Madrid, para defender la idea de una nación unida y orgullosa de su patrimonio e historia. El mensaje, cargado de concordia y sensibilidad hacia la diversidad de territorios que conforman nuestro país, ha incidido en la necesidad de que no repitamos los mismos errores que nos llevaron a un funesto desenlace en el pasado cuando, a partir de la inestabilidad de los últimos gobiernos de la República, desembocamos en la Guerra Civil, una de las mayores tragedias institucionales, políticas y sobre todo humanas de nuestra historia.

El Rey ha hecho varios guiños a los políticos, a los que ha pedido altura de miras a la hora de concretar pactos y medidas que no detengan la velocidad de crucero que posee la economía española desde 2014. La misma semana en la que el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, aseguraba que la paralización de las reformas puede ser fatal para el crecimiento al 3% que se estima de cara a 2016, Felipe VI ha incidido de manera acertada en la importancia del empleo y la mejora del poder adquisitivo para el óptimo desarrollo de ese proyecto común de los españoles que, como ha defendido el Jefe del Estado, debe tener como máximo objetivo «el interés general de todos los ciudadanos» por encima de cualquier ambición política o personal.