¿Le están comiendo la merienda Juanma y Ayuso a Feijóo?

Ayuso y Juanma Moreno
Ayuso y Juanma Moreno

Pues se trata de la última especie tóxica, en forma de pregunta malintencionada, que está impartiendo la Oficina Siniestra de la Moncloa a la que por cierto, y según escucha el cronista, se han incorporado como agentes externos, José Bono y Rodríguez Zapatero. Ambos han prestado ya algún servicio exterior como el de ir vendiendo por aquí y por allá, las bondades del cambio de posición sobre el Sáhara de nuestro último paciente de Covid: el aún presidente del Gobierno, Pedro Sánchez Castejón. Como, la verdad: el ensayo de convertir la figura política e intelectual de Feijóo en un insolvente no ha cuajado en el público en general, y no ha colado porque la gente tiene como ejemplos preclaros de suma indigencia cerebral al mismo Zapatero y a la consejera del todavía presidente, Adriana Lastra. Visto el fiasco los fontaneros del todo a cien se han estrujado las meninges ahora para parir alguna otra iniciativa propagandística que tenga mayor éxito entre el personal. Y he aquí que se han decidido a contraponer las continuas actuaciones públicas, también sus decisiones, de Juan Manuel Moreno y de Ayuso, con la muy moderada templanza que Feijóo ha impreso a sus salidas exteriores. Alguien, periodista desde luego, que sabe de esta burda estratagema, indica al cronista que lo que se pretende es presentar a Feijóo como rehén y víctima de las continuas “intromisiones nacionales” que están realizando, en su opinión, los presidentes de Madrid y Andalucía. “Así -me dicen- presentan al gallego como el segundo plato de todas las acometidas del Partido Popular”.

Se supone que dentro de este partido ya tienen constancia de lo que ha tramado la tropa de Sánchez desde Moncloa. Seguro que lo toman con total abulia. Porque las anteriores no han proporcionado a Sánchez rédito alguno en las encuestas. Ni su desvergonzada apelación a las formas corruptas, propias o heredadas, del PP, ni tampoco -lo hemos dicho- esas ridículas imputaciones de falta de capacidad gestora o de irrelevancia jerárquica; nada de nada, cero al cociente. Los pasos que sigue Feijóo ya se sabe por qué caminos transitan. Con esta estrategia moderada, ajena a las estridencias, ganó cuatro elecciones consecutivas en Galicia y, al fin, es la que le ha llevado a la Presidencia de su partido. Los tiempos de Feijóo son espaciosos e irreversibles. Por ejemplo, a lo mejor como émulo de alguna inveterada costumbre británica, no sólo ha constituido un gabinete en la sombra en el que los ciudadanos ya empiezan a reconocer a Juan Bravo, como su dirigente económico o a Pons como su representante exterior, sino que este pasado fin de semana, ha creado y difundido la que podría llamarse una “administración paralela”, una centena de mujeres y hombres que, de llegar Feijóo el año que viene al poder, ya podrían entrar con los deberes hechos de antemano y con las propuestas calientes que la Moncloa liberal del Feijóo realizará a los españoles.

Frente a éste, ¿qué se le ocurre a la agónica cuadrilla social leninista de Sánchez y sus fans? Pues, únicamente ideícas que, como poco, causan la risión general de España entera. Este es el caso de los ataúdes de cartón en los que el Gobierno intenta enterrar a los muertos (ni siquiera deja tranquilo a los cadáveres) o el aliento de la simpar Irene Montero que anima a nuestros infantes más pequeños a que se solacen, da igual con quien, con tal que, como ella dice, les deje un buen sabor en sus cuerpecitos. Bien es cierto que si los fiambres en caja de zapatos han sembrado la hilaridad general, la epístola de Montero ha provocado una irritación extra, tanta que la ministra ha tenido que salir a la palestra para asegurar que ella no está bendiciendo precisamente la pederastia, Dios la libre. Pero esto suele ocurrir a este tipo de enragés feministas que se sienten llamadas y llamados, (ahora cito a Rufián) a establecer un nuevo mundo en el que ninguna estupidez sea imposible de producirse.

Porque ¡fíjense! ¿Qué les parece esta melonada del mencionado Rufián que tilda de “nueva masculinidad” la fotografía de dos genios del tenis universal, Federer y Nadal, dándose la mano en un descanso de su partido de dobles en la despedida del suizo? ¿Habrase visto mayor idiotez? Lo cierto es que, como sigan mucho tiempo estos individuos/as en el machito o sus alrededores, van a tener que convocar un congreso nacional de tontos para dar cabida a sus idioteces. Desde luego no cabrían en un palacio de deportes por grande que este fuera, tendrían que alquilar la meseta castellana entera para reunir a semejante caterva de bodoques,

Bodoques que ahora, como enorme impulso propagandístico, han lanzado la especie tóxica referida al principio. No escarmientan: cada vez que sus mentes atribuladas por su caída en picado, paren un ratón escuchimizado, cosechan un nuevo chasco. Tras esto de “Feijóo eres un monigote de Moreno y Ayuso”, vuelven a las andadas porque no aprenden (ni siquiera están capacitados para ello) y han regresado a sus cunetas para sacar a Franco y a su régimen y placearlo para añadirle a la alternativa de Feijóo. Meloni, la italiana que está por ver, ya ha sido sentenciada por estos perdedores como la nueva Mussolini de Europa. Poco hablan, sin embargo, de lo acaecido en la socialdemócrata Suecia, donde sus congéneres han sucumbido al centroderecha y a la derecha más expresiva. Ahora nos van a dar la chapa, de acuerdo con sus voceros, con la llegada de la ultraderecha como si Europa entera estuviera ya en los albores del renacimiento del nazismo o del nuevo fascismo. Lo que pasa es que nadie les compra ya su mercancía averiada, nadie se interesa por ella, la prueba más evidente es que la hagiografía televisiva que han preparado para vender el ala oeste de la Moncloa con su okupante dentro, nadie quiere emitirla. Pero, vamos a ver: ¿qué canal o plataforma se va a hipotecar dando pábulo al serial en vistas de unas elecciones en las que el protagonista se puede ir por el sumidero de la política? Es que, de verdad, si no fueran tan malos, en el sentido más estricto del término, depararían una cierta conmiseración. Pero, no; son como esos mamíferos de ubres asténicas que en vez de dar leche dan pena.

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