Opinión

Estamos hasta los membríscalos de los radicales

Cuando la ponzoña de la izquierda radical, defensora de la ruptura de España, la dictadura del proletariado, que se empodera como decisora de todas las necesidades del resto de ciudadanos, que mantiene la voluntad del denominado “macho alfa”, loa la política venezolana es porque el resto de ciudadanos, silentes, pacientes, pagadores y perros sin alma no quieren ver que España somos todos, que el proletariado no existe y las clases se han difuminado, que la dictadura es esa misma mierda que viven en Cuba y Venezuela en la que no pueden ni comer porque se lo han llevado sus dirigentes y que los católicos son perseguidos por ser los únicos que defienden la igualdad de las personas y la presencia de Dios, cuando estos políticos se creen que Dios son ellos y un competidor no es admisible.

Cuando a esa basura moral se le permite el lujo de manchar el glorioso pasado de una de las más viejas naciones del mundo, negociando con delincuentes en la cárcel, dejando que un juez corrupto y condenado le coma la oreja a su amiga ministra con la que departe, come y festeja en mesas manchadas de prostitución y corrupción, se permite que los terroristas y sus defensores establezcan la hoja de ruta de la economía nacional, se está dando un golpe de Estado. Un cambio hacia un modelo social diferente al establecido en la Constitución como democrático y de Derecho. Cuando menciono a la caterva zurriburri y ladina no suelo mencionar nominalmente a nadie, pues todos saben a qué ralea me refiero; pero, no quiero ser yo el que mancille con mi opinión a nadie en concreto, con el que pueda errar y dañar injustamente. Bien saben ellos a quién me refiero, de forma que la basura sabe cómo huele sin necesidad de que yo la fotografíe, pero sí he de decir que me perturba que sea el PSOE el que, por mano de su máximo dirigente y hoy presidente del Gobierno, esté permitiendo esos desmanes o aprovechándose de ello.

La izquierda necesita una representación democrática y moderada como ha sido siempre, al menos desde hace 40 años el PSOE, y este pagará caro esos devaneos y desmanes con los indeseables. No es VOX una extrema derecha, sino la respuesta democrática a un PP que perdió el norte y derivó por caminos que no le son propios, y así está. El problema del PSOE es que ellos no tienen una izquierda democrática —al estilo VOX del otro lado— que le haga recuperar el norte, sino un grupo que se autodenomina antisistema, que busca la dictadura y que nos lleva a la deriva o unos inconsistentes, como Ciudadanos, que hoy se juntan con Blas y mañana con Epi

El letargo de los “perritos sin alma” se debe a que consideramos a todos los políticos la misma pandilla de “ganapanes”, que nos han engañado las izquierdas y las derechas, que ambas se han manchado con la corrupción, que nos sentimos “violados” y, de ese sentimiento, nacen las más bajas pasiones y los más sucios deseos, entre los que se mueven con disfrute los trúhanes, las putillas y, sobre todo, los proyectos de dictadores. Necesitamos unos dirigentes que lideren con solvencia el país, que tengan un hoja de ruta de prosperidad, que no nos roben, que se apliquen la austeridad que hemos vivido, que el SMI pueda ser de 1500 € porque rebajamos impuestos, eliminamos gastos políticos y gestionamos bien y no fruto de meternos la mano en el bolsillo sin piedad ni sentimiento.