Opinión

España queda en manos del golpista Puigdemont

El resultado de las elecciones deja un paisaje político esquizofrénico. Los 136 escaños del PP de Feijóo -claramente por debajo de las expectativas- y los 33 de Vox resultan insuficientes para que el bloque de derechas pueda formar gobierno, pues los 169 logrados no bastan para llegar a La Moncloa. La resistencia de Pedro Sánchez, que incluso mejoró los resultados de 2019 al cosechar 122 escaños, es indudable, porque en porcentaje de votos se quedó a apenas un punto de los populares. Los 31 parlamentarios de Sumar colocan al bloque de izquierdas con 153 diputados, por lo que Sánchez podría intentar formar gobierno con los separatistas catalanes y vascos, si bien necesitaría el apoyo, entre otros, de los golpistas de Junts: Puigdemont, qué terrible paradoja, tiene la llave de la gobernabilidad de España. De modo que el panorama es desolador. Feijóo gana, pero el resultado del PP es decepcionante y claramente insuficiente. Al ser el candidato con más escaños ha reivindicado su derecho a intentar formar gobierno, pero la aritmética es tozuda: en el mejor de los casos lograría concitar el apoyo de UPN y Coalición Canarias, lo que le dejaría a cinco escaños -contando con el apoyo de Vox- de la mayoría absoluta. La realidad es que, o vamos a unas nuevas elecciones, o Pedro Sánchez continúa en el poder con un frankenstein agravado, porque para ello necesitaría contar con el visto bueno del prófugo Puigdemont.

El peor panorama es el que ha salido de las urnas, porque Junts va a exigirle a Pedro Sánchez el precio más caro y, vistos los antecedentes, no es descartable que pase por el aro. De modo que la amarga victoria de Núñez Feijóo se ha convertido en una nueva oportunidad para Pedro Sánchez de seguir en el poder. El resultado de las elecciones ha sido el peor de todos los posibles. Toda una tragedia nacional. España se debate entre lo malo y lo peor.