Opinión

Con el depósito lleno de demagogia

Alberto Rodríguez sacaría sobresaliente cum laude si la hipocresía fuera una asignatura en la actividad política. Hasta hace tan sólo dos años, este cruzado contemporáneo contra las industrias energéticas trabajó en CEPSA durante casi una década. Si no fuera suficiente como para adoptar una actitud más coherente al respecto, su propia declaración de Bienes y Rentas del Congreso señala que a lo largo de 2014 ganó la nada despreciable cantidad de 53.000 euros gracias a su puesto de operario en el Departamento de Movimiento y Distribución de la refinería de Tenerife. Una cifra que supone más del doble del salario medio en España y rebaja la fiabilidad de sus reivindicaciones al nivel del bono basura. Más, si cabe, cuando el diputado llegó a defender con ahínco a este tipo de compañías de los ataques que, según él, sufrían por parte de «los medios de comunicación o determinados grupos políticos». Ahora, sin embargo, hace casus belli de este tema al servicio de Podemos.

Una actitud que, por otra parte, no es de extrañar en los componentes de la formación morada. El partido dirigido por Pablo Iglesias encuentra en la demagogia el combustible de su desempeño populista. Una práctica habitual dentro del partido como demuestra otro de los casos más recientes: Ramón Espinar y su afición a la inversión especulativa con la vivienda de protección oficial. Mientras el hijísimo black atacaba a los especuladores diciendo que «el objetivo de la vivienda pública no es venderla», conseguía una plusvalía de 30.000 euros con su inmueble en un ejercicio de absoluta incoherencia  Ya lo avisó Adolfo Suárez: «Quienes alcanzan el poder con demagogia terminan haciéndole pagar al país un precio muy caro». De ahí que Podemos no pueda ser nunca una opción de Gobierno para España. Afortunadamente, el pasado de sus dirigentes habla por sí mismo y la demagogia siempre acaba siendo un boomerang que les da en la cara. No es casualidad que en las últimas elecciones generales se dejaran más de un millón de votos por el camino.