Opinión

Un dato más que confirma la desaceleración

La publicación de la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de 2019 confirma que la economía se sigue desacelerando y que esta ralentización llega cada vez de manera más clara al mercado de trabajo.
La EPA muestra que aunque se crean todavía 333.000 puestos de trabajo en el trimestre, siendo el mejor del año, se quedan muy lejos de los 469.000 creados en el mismo trimestre de 2018, cuando se produjo la moción de censura. Lo mismo sucede en términos interanuales, donde de crearse 530.000 hace un año, ahora se crean 70.000 menos.

Y si nos referimos al paro, además de que desciende menos de lo que lo hacía hace un año (123.000 ahora frente a 306.000 de hace doce meses), se da la circunstancia de que por primera vez desde el año 2012 el paro desestacionalizado (es decir, eliminando el efecto de la Semana Santa y del inicio de contratación de la temporada de verano) sube.

Desde 2013, todos los segundos trimestres bajó, hasta llegar al de 2019, en el que sube, de manera que es el peor dato de paro desestacionalizado desde 2012. Con este panorama, lo que España necesita es un gobierno que emprenda reformas estructurales que agilicen el mercado de trabajo, que dinamicen la economía, que elimine trabas, que contenga el gasto, que reduzca impuestos y que cumpla con los objetivos de estabilidad presupuestaria. Es decir, España necesita todo lo contrario que el programa económico de Sánchez.

Una cosa es que es necesario y positivo que haya gobierno, pero es negativo que ese gobierno quiera llevar a cabo una política económica de izquierda radical, que con independencia de que Podemos entrase o no en el gobierno y lo apoyase o no, es la de Sánchez, porque es la de los presupuestos que le devolvieron y, sobre todo, es la que ha plasmado en la actualización del programa de estabilidad enviado a Bruselas a finales de abril, tras las elecciones generales. Por tanto, el que Sánchez gobernase sin Podemos o con algún otro aliado no garantizaría que no aplicase esa política de izquierda radical, porque ha demostrado, con el documento enviado a Bruselas, que es la suya. La economía se enfrenta a muchos retos, con muchos problemas en el horizonte: la guerra comercial de estados Unidos con China y su derivada europea, el Brexit y el precio del petróleo.

Adicionalmente, el crecimiento de Estados Unidos comienza a descender poco a poco (2,1% frente al 3,1% del trimestre anterior), aunque el resultado del segundo trimestre haya sido ligeramente mejor que lo esperado. Al otro lado del Atlántico, en la primera economía del mundo, también hay cierta desaceleración, que nos puede afectar de manera muy importante, motivo adicional para prepararnos mejor. Por todo ello, urgen que se apliquen reformas de calado, en la buena dirección, que no son, en ningún caso, las propuestas en la política económica de Pedro Sánchez.