Opinión

Cuidado, que Pedro Sánchez se le mete en casa

No hace falta ser un lince para concluir que la futura Ley de Vivienda del Gobierno socialcomunista está inspirada, en parte, en el régimen bolivariano de Chávez, pues es de sobra conocida la fascinación que los socios podemitas de Pedro Sánchez tienen por Venezuela -no en vano ha sido la mano que les dio de comer-. En 2011, en Venezuela se aprobó la ley para la regularización y control de los arrendamientos de vivienda, cuyo espíritu queda condensado en este párrafo: «La desocupación de viviendas es contraria al interés social e implica una contribución tributaria especial para las propietarias y los propietarios, que será establecida en esta ley y determinada por el organismo encargado de velar por su cumplimiento, como medida para promover el arrendamiento de viviendas desocupadas que no se ofrezcan en venta, atendiendo a las necesidades sociales en la materia». Eso es lo que decía la ley bolivariana, aunque en la práctica lo que ocurrió es que miles de casas propiedad de venezolanos exiliados fueron okupadas de manera irreversible. Aquí, en España, los Ayuntamientos podrán castigar a los propietarios de casas desocupadas con un incremento del 150% del IBI. Obsérvese que todas las medidas de corte intervencionista planteadas por el Ejecutivo socialcomunista responden a su incapacidad para fomentar la vivienda pública. O sea, que como son una nulidad para gestionar, traspasan el problema sobre los hombros de millones de particulares en un ataque a la propiedad privada propio del populismo de ultraizquierda.

Sánchez ha cedido ante Podemos y pasado por el aro de sus pretensiones, pero sólo logrará castigar a aquellas Comunidades y municipios gobernados por la izquierda. Serán los ciudadanos de esos territorios quienes comprueben en sus carnes y bolsillos cómo se las gasta el socialcomunismo. Tendrán ocasión de experimentar en primera persona las consecuencias de votar a quienes la propiedad privada de los otros les importa una higa, siempre que ellos -claro está- no prueben nunca su propia medicina.