Opinión

Cuando das lecciones de moral y eres un esclavista

Hipocresía y demagogia suelen ir cogidas de la mano como características habituales de los malos políticos. El secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, es un ejemplo de ello. No se puede ir de limpio, digno y transparente, de adalid de la nueva política, de abanderado anticorrupción, para después tener un asistente y pagarle en negro, no darle de alta y, en definitiva, hacer con él un ejercicio de explotación laboral. No se puede, en primer lugar, porque es repugnante desde el punto de vista ético y moral, además de un fraude a la Seguridad Social. En segundo lugar, porque después ocurre lo que le ha pasado a este aragonés de Argentina: llega la Justicia y te impone una multa de 25.000 euros por pagar en B y machacar los derechos laborales y civiles de la persona contratada. A pesar de que sea un fastidio para tanto desaprensivo como hay en el mundo, la Asamblea General de Naciones Unidas abolió la esclavitud el 22 de marzo de 1949. 

Un hecho histórico que quizá ignore Echenique, perdido en el limbo de sus fatuidades. No obstante, le convendría tener constancia de él aunque sólo fuera para manejarse con un mínimo de dignidad por la vida. Este asunto lo inhabilita como político y como representante público. Más aún, y dado su discurso aleccionador y justiciero ante las cámaras, lo desacredita también como persona. Alguien tan falso no puede ser tenido en cuenta. Si Echenique tuviera un mínimo de arrestos, acataría la multa y, a pesar del escarnio, se sentiría aliviado. El dirigente podemita sólo ha sido sancionado por la segunda etapa de su relación con el cuidador. 

Un hecho «muy grave» que, sin embargo, le quita de encima un castigo mucho mayor. Por eso, si se empeña en recurrir, o en las mismas explicaciones torticeras que dio cuando salió esta noticia, sólo ahondará en el menoscabo de su ya maltrecho honor. A pesar de ello, poco o nada se puede esperar del secretario de organización de Podemos, ya que en un programa de televisión aseguró: «No lo hice bien, pero a lo mejor, en la misma situación, volvería a hacer lo mismo». Tras la respuesta de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, lo único que debe hacer es dimitir. Eso, al menos, exigiría su partido si en vez de él fuera un político del PP, PSOE o Ciudadanos. El problema es que los populistas, como el refrán, venden los consejos que no tienen para ellos.