Opinión

El consejo del Papa a la más fashion de la izquierdona

  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

Hubiera dado medio dedo meñique por ver en vivo y en directo la audiencia privada que el Papa Francisco concedió este sábado, 11 de diciembre, a la ministra de Trabajo y vicepresidenta, Yolanda Díaz, miembro relevante del Partido Comunista de España.

Una agnóstica (o atea, que con estos nunca se sabe), engreída y con un marchamo de fatuidad digna de mejor causa, que ha buscado con ahínco la foto con el Papa de Roma, todavía cabeza de la Iglesia Universal. ¿Qué perpetra la heredera política de Pablo Iglesias? Antes que nada visibilidad, propaganda a costa del jefe de los cristianos católicos a los que combate en el día a día dentro de su propio país.

Sé que algunos me van a lapidar por lo que escribo; me importa una higa o media. El Papa Francisco está decididamente a favor de los pobres y esto es siempre más difícil que situarse al lado de los poderosos, ya sean ricos o tenga potestas para decidir sobre vidas y haciendas. Me parece bien que haya abierto las puertas de su casa romana a una dirigente comunista, aunque sus ancestros españoles se dedicaran hace menos de 80 años a perseguir a católicos confesos y ensotanados (as). Incluso hoy, con Gobiernos comunistas (China, Venezuela, Cuba, Nicaragua…) los cristianos comprometidos son perseguidos y en determinados países desaparecidos o exterminados. Estoy seguro que mi jefe religioso habrá hecho ver esto y otros corolarios a la rutilante dirigente ultra venida de las costas galaicas. La diferencia entre unos y otros es manifiesta. Mientras el líder de la cristiandad abre su despacho a personas que a priori combaten la idea religiosa -insisto, cosa que aplaudo-, los combatientes marginan a todo aquel que no baila al son de sus confesiones.

Escrito lo anterior creo que el consejo más importante a la joven gubernamental española fue este: “Vive como predicas”.

¡Menuda revolución si se llevara a la práctica! Eso, si resultara una revolución.