Opinión

El chollo del PNV con Pedro Sánchez

Al final, el apoyo del PNV al Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez les ha salido a los españoles por un ojo de la cara. Y es que, por aquello de que hay que hacer de la necesidad virtud, al Ejecutivo de Íñigo Urkullu el bienio de la pandemia (2020-2021) le fue especialmente rentable: Sánchez dio orden de transferir un total de 1.795 millones de euros en subvenciones directas, a la par que entre 2018 y 2021 le abonaba 1.100 millones adicionales por supuestos excesos de Cupo pagados por la Hacienda vasca al Estado en el pasado. No está nada mal. Cuando estalló la crisis del Covid, Sánchez regó las arcas de la hacienda vasca de forma tan generosa que, en términos de estricto balance contable, el Gobierno vasco obtuvo en el bienio 2020-2021 un beneficio neto agregado de 23,8 millones de euros. Y, en términos de saldo presupuestario, un superávit de 540 millones en 2020 y de 1.043 millones de euros en 2021. En conclusión, que en una etapa de parálisis productiva y desplome del empleo, la tesorería de la administración vasca salió reforzada, algo que, sin duda, no pueden decir el resto de autonomías del Estado.

El País Vasco triplicó sus depósitos coincidiendo con los dos años de pandemia, al pasar de los 1.656,3 millones de euros que sumaban los saldos de las 123 cuentas manejadas por el Gobierno vasco a 31 de diciembre de 2019 a los 4.587 millones de euros a 31 de diciembre de 2021. Si la solidaridad interterritorial es la piedra angular sobre la que se sustenta el estado de las autonomías -eso dicen-, habrá que convenir que con este Gobierno la solidaridad ha sido de dos velocidades: al País Vasco y Cataluña, la luna. Y a las comunidades gobernadas por el PP, ni agua. Es lo que tiene disponer del dinero público a su antojo: que uno se asegura el poder pagando los apoyos con los recursos de todos los españoles como si fueran propios.