La caverna mediática
Las redes sociales están inundadas de seres áureos, que promulgan una felicidad embotellada y lista para consumir, y que son fácilmente reconocibles porque siempre están haciendo alguna posición de yoga, rodeados de velas o con música new age; todo esto acompañado de mantras tipo «si quieres, puedes», mientras te venden unas sesiones de coaching.
Y a pesar de este -casi obligatorio- reino de la felicidad, cada día son más las personas (de todas las edades) con problemas de ansiedad, FOMO (Fear of Missing Out), depresión, dismorfia, y trastornos psicológicos asociados al uso de las redes sociales. No por nada, ocupamos el segundo puesto en la Unión Europea con mayor consumo de antidepresivos.
Y muchos de vosotros pensaréis: «Si el problema son las redes, ¿por qué no las dejan?». Pues resulta que, al igual que cualquier droga, las redes generan dopamina, un neurotransmisor que activa nuestro sistema de recompensa cada vez que hacemos algo placentero. En el caso de las redes, el problema es de cómo impacta ese sistema de recompensa en nuestra mente.
Cada vez que aparece un reel -hecho por alguien que pretende ser un influencer- diciendo frases tan repetidas como ¿sabías que…?, acompáñame a descubrir, no te puedes perder, te enseño el mejor sitio, te explico en menos de un minuto, hoy te traigo el mejor planazo gratis, etc., toda esa información está bombardeando a tu cerebro, diciéndole que hay cosas que no conoces y ¡que no te puedes perder! Y en ese preciso momento aparece la ansiedad.
El caso es que te angustias, porque «crees» que necesitas vivir esa experiencia, y que si no lo haces, te estás perdiendo algo que los otros sí han hecho; pero lo más perverso de todo, es que -inconscientemente- el fin último de suplir esa necesidad es el de publicarlo en redes, ya que sin el aval del like, es como si no lo hubieras vívido. Y con el like viene la descarga de dopamina. Ahora te pregunto, ¿cuándo fue la última vez que viviste un momento memorable y lo viste únicamente con tus ojos y no a través de una cámara?
Uno de los grandes problemas de la felicidad actual, es que ésta se nos quiere imponer como si fuera un estado lineal e inalterable en el tiempo, en el cual no tenemos derecho a estar tristes, angustiados, decepcionados o molestos, porque estos sentimientos se perciben como negativos y cuando los vivimos, siempre habrá alguien dispuesto a decirte «pero no estés mal», como si esa fuera la solución a todos los problemas.
La felicidad actual es el nuevo mito de la caverna, y la caverna son las redes sociales, en la cual los prisioneros (usuarios de redes) creen que la realidad es lo que ven en los reels, cuando tan sólo son las sombras; y las cadenas, son el hecho de tener que mostrar una sonrisa de emoticón a los demás todos los días para no preocuparlos.
Escapar de la caverna, según Platón, es la única forma de alcanzar el conocimiento, y hoy eso implica reconocer que somos seres humanos absolutamente imperfectos, con elementos positivos y negativos, y que no tiene nada de malo estar triste, o no postear cada magdalena que me como, o ir como ovejas al último sitio de moda.
Tratar de escaparte de la caverna mediática no te será difícil, el problema es que, una vez fuera, vas a encontrarte con un mundo duro, complejo y con personas que, al igual que tú, tienen cientos de problemas. Y es en ese momento, sin chutes de dopamina, cuando debes hacerte la pregunta: ¿estás preparado para estar fuera de la caverna mediática?