Causas psicológicas del ‘procés’
El reciente debate de política general en Cataluña, el primero de Salvador Illa, confirma lo que siempre he sospechado. Que el procés no tuvo causas políticas sino psicológicas. Individuales o colectivas.
Mas quería matar al padre. Es decir, a Pujol. Era la única manera que tenía de consolidarse. También tapar los recortes. Y desviar la atención sobre los casos de corrupción que empezaban a aflorar en CDC.
Por otra parte, llegué a pensar que fue una cura de rejuvenecimiento. Gente que no había corrido nunca delante de los grises bajo el franquismo -los antidisturbios de la época porque iban de ese color- se manifestaban ahora a favor de los «presos políticos» y «exiliados». Como si esto fuera una dictadura.
Pero, como decía, el debate confirmó mis sospechas. Todo ha sido un ataque de cuernos de Junts. Albert Batet, el presidente del grupo parlamentario en ausencia de Puigdemont, empezó acusando a Salvador Illa de «acaparar todo el poder político en Cataluña». Se nota que están en la oposición. A dos velas.
Basta recordar que hace un poco más de una década gobernaban en la Generalitat, en el Ayuntamiento de Barcelona, en las cuatro diputaciones catalanas y tenían 17 diputados en Madrid. Han hecho el negocio de Roberto, el de las cabras.
A continuación pidió un «golpe de timón». E incluso una «refundación profunda». Como cuando Puigdemont, durante la campaña, se presentó con el lema «Cataluña necesita liderazgo». ¡Pero si han estado gobernando hasta el 2022! El declive catalán es culpa suya.
Lo bueno, sin embargo, todavía estaba por venir. En su contrarréplica, afirmó que «Cataluña se merece un gobierno que tenga a los catalanes como prioridad».
¡Lo decía un dirigente de Junts! Los mismos que han estado mareando la perdiz con el procés durante todo este tiempo. Los catalanes que no comulgaban con la república catalana eran «botiflers» («traidores»), «colonos» e incluso «ñordos», que es una mierda de vaca.
En el fondo el procés fue eso: un ataque de cuernos, entre otras cosas. El propio Batet se quejaba de que Illa haya recibido en Palau a la presidenta de la Asamblea de Extremadura, Blanca Martín, -socialista como él, todo hay que decirlo- y … ¡no se haya reunido con Rull!
El presidente de la Generalitat tuvo explicarle que lo ve «casi cada día» en actos oficiales. Sólo el pasado lunes coincidieron en tres y que tiene con él «una comunicación fluida». Incluso que se ha reunido con el presidente del Parlament «a solas» en su despacho.
Albert Batet sólo mencionó, en su segunda intervención y de pasada, el «mandato del 1 de octubre». En el fondo, estos de Junts lo que quieren es que los quieran. Se sentían despechados. Ahora no paran de mover los brazos y decir: ¡eh, estamos aquí! A ver si, además, alguien desencalla la amnistía a Puigdemont.
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