Opinión

El caso del español perseguido por el chavismo y desamparado por Sánchez

Se llama Hasler Iglesias y tiene 29 años. Es una de las últimas víctimas de persecución de la dictadura chavista en Venezuela. Sí, dictadura en mayúsculas, aunque así no se refieran a ella ni Sánchez, ni Zapatero, ni toda la panoplia socialcomunista del Gobierno, ni mucho menos los mamarrachos del coro mediático de Sánchez.

De padre gallego y madre venezolana, Hasler Iglesias es tan español como tú y como yo.

Actualmente se encuentra en un lugar remoto de Venezuela, oculto, porque hay una orden de detención contra él. En las democracias, las órdenes de detención las cursan los jueces o la policía. En Venezuela, como en cualquier abyecta dictadura, las emiten los sátrapas y sus cipayos. En este caso, ha sido cosa del presidente de la ilegal Asamblea Nacional de Venezuela, Jorge Rodríguez, quien la ha emitido. ¿Impresionante verdad que un presidente de un parlamento se dedique a dictar órdenes de detención? Por eso, Venezuela, entre otras razones, es una dictadura.

No hay que olvidar que la actual Asamblea Nacional no la reconocen como válida más que el tirano Maduro y sus palmeros oficiales, entre ellos, para vergüenza nuestra, el ex presidente Zapatero. Pero el resto de actores de la comunidad internacional, como los países serios, la Unión Europea y Estados Unidos se siguen desternillando de las chapuzas electorales chavistas, mientras se compadecen por los millones de venezolanos atrapados en la tiranía.

A Hasler Iglesias se le acusa de inducir manifestaciones contra Maduro. O sea que toda la tropa podemita que se dedica a blanquear la dictadura chavista no habría podido nunca imaginar un 15M en aquel país. A los comunistas les gusta servirse de los derechos y libertades de las democracias en su propio interés para reprimir luego los derechos y libertades de las voces discrepantes. Y luego son ellos quienes promueven iniciativas como la Memoria Democrática porque les permite ser selectivos y, por tanto, sectarios. Y le llaman así porque si fuera sobre el presente, una asignatura llamada Actualidad Democrática les dejaría mudos.

Las democracias no persiguen a la oposición política. Las dictaduras sí. Por eso, Venezuela, entre otras razones, es una dictadura.

Pero lo también escandaloso y grave del caso de Hasler Iglesias es que el Gobierno de Pedro Sánchez se ha puesto de perfil a la hora de darle protección y sacarlo de inmediato del país. Hay una cosa que se llama amparo consular y que debería haberla puesto en funcionamiento la Embajada de España en Venezuela desde hace dos semanas. Porque sino de qué nos sirven las legaciones diplomáticas y los consulados si no hacen su trabajo que no es otro que garantizar la protección de sus nacionales.

¿Dónde están los Garzonitos de turno, los De Prada de pacotilla o los Boyé de tres al cuarto que no levantan ahora la bandera de la justicia universal y alzan la voz para proteger de la represión venezolana a un ciudadano español? No les interesa. Ellos siguen en el bucle franquista y de ahí no saldrán nunca.

La situación de Hasler Iglesias en un país democrático medianamente serio estaría copando las portadas de los periódicos del país y los informativos de las principales televisiones, pero aquí no ocurre porque hay tantos medios atados al pesebre que no quieren incomodar a ‘Napoleoncito’ Sánchez ni a sus amigos en Venezuela. Tampoco ha abierto la boca el secretario de Estado para Iberoamérica del Ministerio de Exteriores, hasta hace poco, máximo responsable en la Embajada española en Caracas, Juan Fernández Trigo, y con anterioridad al frente de la Embajada en Cuba.

Los verdaderos demócratas no podemos permanecer callados No debemos tolerar semejante tropelía contra los derechos humanos. No podemos pasar por alto el desamparo en el que el Gobierno de Sánchez está dejando a un compatriota valiente que se está jugando la vida por su servicio con la democracia para Venezuela. Hoy más nunca todos somos Hasler Iglesias. Te queremos ver pronto entre nosotros, de vuelta a España, para que sigas luchando desde aquí por la democracia en tu país.