Opinión

Ayuso libra a los menores de un instituto del mitin ultrafeminista de Montero

Quería la ministra de Igualdad, Irene Montero, colarse en un instituto del distrito madrileño de San Blas para dar una charla sobre las orientaciones sexuales e identidades de género del colectivo LGTBI  (Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transgénero)  a menores de edad coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer. Quería Irene Montero dar un golpe de efecto y  colársela al Gobierno regional de Isabel Díaz Ayuso, que ha estado al quite y le ha dicho a la ministra que esa no es forma de proceder. La ministra debería saber que es la consejería de Educación quien debe autorizar este tipo de actos en los centros educativos madrileños, siempre, como es lógico, después que los convocantes informen de sus intenciones. Básicamente porque en un aula con menores de edad hay que establecer ciertos criterios que garanticen que éstos no se conviertan en instrumentos al servicio de la ideología ultrafeminista de la ministra y su séquito, como en este caso. Los derechos de los menores y el derecho de los padres a elegir la educación para sus hijos no pueden ser violentados por el mero hecho de que a Irene Montero le apetezca montar el numerito. El Ministerio no informó del número de asistentes, ni del contenido ni la duración del acto, de modo que a la ministra se le ha dicho lo mismo que se diría a cualquiera que  pretendiera entrar en un colegio público a dar una charla.

Parece evidente que Irene Montero quería hacer su particular «perfomance» en un instituto madrileño coincidiendo con  el 8M para meterles en vena a los alumnos su sectaria ideología. Pura propaganda sirviéndose de menores, lo que añade más gravedad al asunto. La Comunidad de Madrid ha estado rápida de reflejos y ha impedido que la ministra cumpliera su propósito adoctrinador.  Así que sólo queda celebrar que Isabel Díaz Ayuso haya truncado el objetivo de Irene Montero. La Comisión de Igualdad del Instituto, a instancias del Ministerio, ha acusado al Gobierno de Ayuso de «manchar el movimiento feminista con los intereses y disputas políticas». Hombre, quien buscaba sacar rentabilidad política era Irene Montero, pero, en cualquier caso, bien está que se molesten. Es señal de que Ayuso les ha arruinado el plan.