Opinión
Carpe diem

Atascos como no vieran los siglos

Preguntado el responsable de Movilidad del Consell de Mallorca por la razón por la que, aunque se haya reducido la velocidad a 80 km/h en la Vía de Cintura de Palma, sigue habiendo atascos, respondió: habrá atascos mientras seamos el territorio del Estado con más coches por persona, por eso es necesario fomentar el transporte público. Ítem más, el Consell no puede asumir con fondos propios terminar el segundo cinturón porque un proyecto de esa envergadura costaría unos 40 millones y el presupuesto para obras viarias es de 44. Así las cosas, no solo es que seguirá habiendo atascos en la vía de cintura, sino que se avecinan los mayores atascos que vieran los siglos. Y ahora se verá el porqué.

Desde la época romana -la vía de Palma a Pollentia- las comunicaciones en la isla han sido radiales con llegada o salida de la actual capital. Las vías transversales, excepto vericuetos entre pueblos cercanos, no existían hasta que se construyó la primera vía transversal de Mallorca, la que une Manacor con Inca pasando por Sineu y más adelante la Vía de Cintura de Palma que une las cuatro autopistas o autovías radiales que hoy existen: las autopistas de Levante, Inca y Llucmajor y las autovías de Manacor y de Llucmajor a Campos, dos de las cuales, las de Llucmajor y Levante están comunicadas a su vez a través del Paseo Marítimo. De las actuales autopistas, según los expertos, dos fueron realizadas correctamente ejecutando un nuevo trazado y manteniendo las antiguas vías, pero no así la autovía de Manacor y la prolongación de la de Llucmajor, proyectadas sobre los trazados ya existentes. Existen, además, otras carreteras radiales como las de Sóller, Valldemossa, Puigpunyent, Sineu o la carretera vieja de Bunyola.

Pero ningún trazado transversal ha sido acondicionado totalmente hasta la fecha a los existentes para así poder descongestionar la Vía de Cintura, ya saturada en estos momentos. La que une Algaida pasando por Santa Maria hasta llegar a la carretera de Valldemossa tiene solo tramos aceptables, mientras que desde la carretera de Sóller hasta S’Esglaieta es un auténtico despropósito. La segunda vía de cintura, segundo cinturón o eufemísticamente llamada ahora vía conectora, que va desde el Coll den Rabassa hasta la autopista de Inca, según parece de aquí en adelante no continuará jamás mientras en el actual Pacte de izquierdas una parte esté contra las grandes infraestructuras y apueste solo por el tren o, sin tener en cuenta las necesidades, mejorar solo las vías locales. 

Existe, sin embargo, un convenio de carreteras con el cual, si el Estado abonara la cifra que adeuda, podrían completarse las infraestructuras que necesita la red viaria: básicamente mejorar las vías de cintura intermedias y acabar el segundo cinturón. La cifra sería suficiente ya que la cantidad adeudada es de 237 millones que la administración autonómica se ve incapaz de reclamar. Para la mejora ferroviaria existe igualmente otro convenio de 300 millones que tampoco ha llegado y que igualmente permitiría, si es que hace falta, mejorar las rutas ferroviarias cuyo uso se justifica claramente.

Y llegamos a los atascos. Las autopistas de Levante y Llucmajor se comunican, además de por la Vía de Cintura, por el Paseo Marítimo. Al iniciarse las obras mejora de este paseo, reduciendo uno de los tres carriles existentes, una parte de su tráfico tendrá que desviarse a una Vía de Cintura ya saturada en estos momentos y ésta a su vez no podrá desplazar tráfico a un segundo cinturón que tiene solo una parte de su recorrido ni tampoco, si no se mejora, a la conexión Algaida-carretera de Sóller. Así las cosas, si ahora ya se dan cada día grandes atascos en las llegadas a Palma, es de suponer que van a ir en aumento hasta hacer la situación insostenible.

De todo esto se supone que son conscientes en los departamentos de Carreteras, pero a la vista está que, a la fuerza ahorcan, solo van a poner las soluciones, si las ponen, cuando ya hayamos llegado a un punto de no retorno.