Arrimadas sigue poniendo la otra mejilla
Por si alguien tenía alguna duda, Pedo Sánchez ha dejado claro que se está riendo a la cara de la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, que de tanto poner la otra mejilla ya no le va a quedar trozo de rostro sin romper. El presidente del Gobierno, a quien la líder de Cs le ha ofrecido la mano para sacar adelante los Presupuestos, anunció que su intención es hablar con Quim Torra para la convocatoria de la mesa de negociación del referéndum separatista y que el Ministerio de Justicia trabaja ya en un «compromiso» personal suyo: la reforma de los delitos de sedición y rebelión en el Código Penal para lograr el apoyo del PDeCAT a los Presupuestos Generales del Estado. Sánchez prometió a Arrimadas que ninguna de estas dos cosas ocurrirían, pero por una extraña razón que ni los más fieles alcanzan a comprender, la presidenta de Ciudadanos no ha salido todavía a llamarle mentiroso al jefe del Ejecutivo.
Parece evidente que Sánchez ha encontrado la baza que andaba buscando: un tonto útil que le permita ampliar su margen de maniobra y cuadrar el círculo. Esto es, lograr el apoyo del separatismo y Cs a las cuentas del Estado. A este paso, Arrimadas y los 9 diputados restantes terminan votando lo mismo que Bildu. El 19 de mayo, durante la reunión que mantuvieron Pedro Sánchez e Inés Arrimadas telemáticamente para acordar el apoyo de los diez diputados de Ciudadanos a las prórrogas del estado de alarma, el presidente se comprometió a no hacer ningún tipo de cesión a los independentistas si quería contar con el beneplácito de los liberales. Evidentemente, Sánchez mintió a Arrimadas, algo que es propio de la naturaleza del personaje, pero más allá de que el jefe del Ejecutivo sea un consumado maestro en el arte de la patraña, lo de Arrimadas es, sencillamente, inexplicable.
Arrimadas prometió plantarse levantándose de la mesa de negociación con el Ejecutivo si Sánchez la engañaba, pero pese a que ha sido el propio Sánchez quien ha informado de su disposición a negociar con los separatistas, la líder de Cs sigue dándole un voto de confianza. Cada uno tiene derecho a suicidarse políticamente como quiera, pero lo de Arrimadas es demasiado. Ha sido abducida por Pedro Sánchez y todavía sigue en trance.
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