«Tres terrones de azúcar»: la dosis letal mínima de plástico que causa la muerte de especies marinas
Un análisis de más de 10.000 necropsias determina umbrales mortales para fauna oceánica
Bolsas, globos y redes de pesca resultan materiales especialmente peligrosos para la vida marina
La dosis letal varía según la especie, el tamaño del animal, el tipo de plástico que consume
Investigadores de Ocean Conservancy han publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences el análisis más exhaustivo realizado hasta la fecha sobre los umbrales de mortalidad por ingestión de plástico en especies marinas.
El estudio revela que cantidades mínimas de este material, equivalentes a tres terrones de azúcar en animales pequeños, pueden resultar letales para aves marinas, tortugas marinas y mamíferos oceánicos que lo ingieren accidentalmente.
El trabajo, liderado por la doctora Erin Murphy, directora de investigación sobre plásticos en el océano de Ocean Conservancy, analizó los resultados de 10.412 necropsias realizadas en todo el mundo.
Tres tipos de plástico concentran el mayor riesgo
Los científicos examinaron casos documentados en los que se conocía tanto la causa de muerte como los datos precisos sobre la cantidad y tipo de plástico ingerido por cada animal. Esta metodología permitió establecer correlaciones directas entre el volumen consumido y las consecuencias fatales para distintas especies.
El análisis identificó patrones diferenciados de letalidad según el tipo de material y la especie afectada. Para las aves marinas, el caucho y los plásticos duros representan el mayor peligro.
Las tortugas marinas resultan especialmente vulnerables tanto a plásticos blandos como rígidos. Los mamíferos marinos, por su parte, enfrentan amenazas principalmente por plásticos flexibles y aparejos de pesca abandonados, que constituyen una trampa mortal para cetáceos y pinnípedos.
Cantidades letales menores de lo esperado
La doctora Britta Baechler, directora de Investigación de Plásticos Oceánicos de Ocean Conservancy y coautora del estudio, explicó que los datos confirman cómo «las bolsas de plástico, los aparejos de pesca perdidos y otros objetos más grandes pueden ser peligrosos para los animales, tanto grandes como pequeños». Esta afirmación subraya que el tamaño del animal no determina necesariamente su resistencia a la ingestión de residuos plásticos.
Uno de los hallazgos más preocupantes del estudio es que las dosis letales resultan significativamente inferiores a las estimaciones previas. Consumir menos del equivalente a tres piezas de azúcar en plástico puede provocar la muerte de tortugas, aves y mamíferos marinos que miden aproximadamente 28 centímetros de largo.
Esta cifra sorprendió incluso a los propios investigadores, considerando que cada minuto llega al océano una cantidad de plástico equivalente a la carga completa de un camión de basura.
Dosis letal según las especies marinas
Murphy destacó que «la dosis letal varía según la especie, el tamaño del animal, el tipo de plástico que consume y otros factores, pero en general es mucho menor de lo que se podría pensar». Esta vulnerabilidad se explica por múltiples mecanismos: bloqueos intestinales, perforaciones del sistema digestivo, falsa sensación de saciedad que conduce a la inanición, y liberación de toxinas químicas contenidas en el material.
Más de 11 millones de toneladas al año
El contexto global agrava la situación. Los científicos estiman que más de 11 millones de toneladas métricas de plástico ingresan anualmente a los océanos. Gran parte corresponde a artículos de un solo uso, como bolsas de supermercado, envoltorios de alimentos, botellas de bebidas y fragmentos de globos. Estos objetos, diseñados para minutos de utilidad, persisten durante décadas o siglos en el medio marino, fragmentándose progresivamente en piezas cada vez más pequeñas.
Nicholas Mallos, vicepresidente del programa Ending Ocean Plastics de Ocean Conservancy y coautor del trabajo, advirtió que «ingerir plásticos es sólo una forma en que la vida marina se ve amenazada por la crisis de la contaminación». El investigador señaló que los animales también enfrentan riesgos por enredos en redes y cuerdas, además de la exposición constante a productos químicos tóxicos que se filtran de los materiales plásticos degradados.
Implicaciones para políticas públicas
La doctora Anja Brandon, directora de políticas de plásticos de Ocean Conservancy, subrayó que disponer de cifras concretas «permitirá orientar decisiones regulatorias más informadas». Brandon enfatizó que los datos confirman la importancia de las medidas dirigidas contra artículos especialmente problemáticos como globos y bolsas plásticas.
La investigadora Chelsea Rochman, asesora científica y coautora, añadió que el estudio ofrece «una base importante para que los responsables políticos comprendan los umbrales de riesgo».
La importancia del voluntariado
Desde 1986, más de 19 millones de voluntarios han participado en las limpiezas internacionales coordinadas por Ocean Conservancy, retirando más de 400 millones de libras de basura.
Estas iniciativas ciudadanas, aunque valiosas, resultan insuficientes frente a la magnitud del problema. El estudio deja claro que reducir la producción y el consumo de plásticos desechables constituye la única solución sostenible a largo plazo para proteger la fauna marina.
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