Sombra en la Sierra de Guadarrama

La Sierra de Guadarrama instala en pleno otoño elementos de sombra para proteger a sus visitantes

La Comunidad de Madrid culmina la instalación de toldos y pérgolas en 14 municipios tras un verano histórico con 33 días de olas de calor

Las temperaturas elevadas redujeron hasta un 20% las reservas turísticas en zonas del interior peninsular

  • Antonio Quilis
  • Periodista especializado en información medioambiental desde hace más de 20 años y ahora director de OKGREEN en OKDIARIO. Anteriormente director de El Mundo Ecológico. Colaborador en temas de medioambiente, ecología y sostenibilidad en Cadena Ser.

La Comunidad de Madrid ha gestionado la instalación de toldos y pérgolas para proporcionar sombra en 14 municipios de la Sierra de Guadarrama tras un verano histórico con 33 días de olas de calor que redujeron hasta un 20% las reservas turísticas en zonas del interior peninsular.

La región ha completado en este otoño de 2025 la instalación de elementos de sombra en los 14 municipios de la Sierra de Guadarrama, una medida que llega tras el verano más cálido de la serie histórica en España y que busca adaptar estos destinos turísticos a una nueva realidad climática que amenaza con transformar permanentemente el sector.

El proyecto, financiado con 2,6 millones de euros de fondos Next Generation, incluye toldos y pérgolas vegetales que reducen las temperaturas del aire y el suelo en espacios públicos, respondiendo a un contexto donde el calor extremo ya no es una excepción, sino una norma estructural.

Más calor que en 2022

El verano de 2025 ha dejado cifras sin precedentes que explican la necesidad de estas medidas. Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), España registró una temperatura media de 24,2 °C durante el periodo estival, superando en 2,1 grados el promedio histórico y batiendo por una décima el anterior récord de 2022.

En Madrid, los termómetros alcanzaron picos de 40 °C durante las dos olas de calor que afectaron a la región, con la estación de Madrid/Getafe registrando la noche más cálida de su serie histórica.

A lo largo del verano se contabilizaron 33 días bajo olas de calor en el conjunto del país, convirtiéndose en el segundo verano con más jornadas de temperaturas extremas tras los 41 días de 2022.

Impacto económico

El impacto económico de estas temperaturas récord ha sido devastador para el turismo interior. Según datos del sector, las zonas rurales y del interior peninsular han experimentado pérdidas de entre el 10% y el 20% en sus reservas hoteleras comparado con el año anterior, con un aumento significativo de cancelaciones y cambios de destino hacia regiones más frescas del norte de Europa.

Un estudio reciente del Banco de España revela que temperaturas medias diarias superiores a 35 °C pueden reducir la productividad en ciertos sectores hasta un 30%, afectando especialmente a regiones del centro y sur del país donde se ubican destinos turísticos tradicionalmente populares en verano.

Elemento de sombra en Collado Mediano.

Un refugio histórico que necesita adaptarse

La Sierra de Guadarrama, que incluye municipios como Navacerrada, Cercedilla, Manzanares El Real y Guadarrama, entre otros, ha sido históricamente un refugio del calor madrileño.

Sin embargo, incluso estas zonas de montaña han experimentado temperaturas anormalmente altas. Durante la primera ola de calor del verano, entre el 18 de junio y el 4 de julio, la tercera más larga y extensa desde 1975 con 17 días consecutivos y 40 provincias afectadas, las temperaturas en la sierra superaron con frecuencia los 35 °C, haciendo que los visitantes a pensaran en modular sus planes de senderismo y actividades al aire libre.

Hasta 12 grados menos

Los nuevos elementos de sombra instalados representan una adaptación necesaria ante esta realidad climática. Las pérgolas vegetales y toldos no sólo proporcionan refugio inmediato del sol, sino que pueden reducir la temperatura percibida hasta en 12 °C, según estudios realizados por la ONU y organizaciones medioambientales.

Esta diferencia térmica resulta crucial cuando se considera que el Instituto de Salud Carlos III ha estimado que los costes sanitarios derivados de las olas de calor en España podrían superar los 1.000 millones de euros anuales si la tendencia continúa, con un aumento significativo de atenciones por golpes de calor, deshidrataciones y agravamiento de enfermedades crónicas.

Uno de los elementos de sombra instalados en Becerril de la Sierra.

Adaptación climática en la Sierra de Guadarrama

La iniciativa forma parte del proyecto Acción de Cohesión Turismo Rural, enmarcado en el Plan Territorial de la Comunidad de Madrid 2021 y ejecutado por ADESGAM (Asociación de Desarrollo de la Sierra de Guadarrama).

Los 14 municipios beneficiados (Alpedrete, Becerril de la Sierra, El Boalo-Cerceda-Mataelpino, Cercedilla, Collado Mediano, Guadarrama, Guadalix de la Sierra, Hoyo de Manzanares, Los Molinos, Manzanares El Real, Miraflores de la Sierra, Moralzarzal, Navacerrada y Soto del Real) han visto cómo estas infraestructuras se convierten en elementos esenciales para mantener su atractivo turístico en un contexto de cambio climático acelerado.

La medida adquiere especial relevancia cuando se analiza el comportamiento del turismo nacional e internacional. La propensión de los turistas a regresar a destinos españoles cae del 14% al 12,1% cuando experimentan temperaturas muy superiores a las normales, y entre los estadounidenses este descenso alcanza el 42,5%, según datos de CaixaBank Research.

Una sombra necesaria en otoño

La instalación de estos elementos de sombra en pleno otoño, cuando las previsiones de AEMET indican que las temperaturas seguirán siendo superiores a la media con una probabilidad del 60-70%, demuestra que la adaptación al cambio climático ya no puede esperar a los meses de verano.

Se trata, sin duda, de una inversión de resiliencia en instalaciones que dan sombra que buscan garantizar que la Sierra de Guadarrama mantenga su posición como destino turístico sostenible y seguro, especialmente para los colectivos más vulnerables que encuentran en estos municipios de montaña un refugio ante el calor extremo que cada vez con más frecuencia azota el centro peninsular.