Europa obtendría el 60 % de su demanda de litio activando 12 proyectos mineros locales
Un estudio de Transport & Environment (T&E), propone crear una producción interna de litio, níquel, manganeso y cobalto en Europa
Los países de la Unión Europa podrían atender la demanda interna de minerales necesarios como el litio para que la industria de las baterías eléctricas para automóviles y otros productos avance, activando casi una veintena de plantas mineras y así cortar por lo sano la dependencia externa.
En plena guerra comercial entre China y Europa por la importación de vehículos eléctricos y aranceles con el gigante asiático, un estudio de Transport & Environment (T&E), pone los números sobre la mesa para crear una producción interna de litio, níquel, manganeso y cobalto.
Impacto ambiental
El principal problema a solventar sería el de saber a ciencia cierta qué impacto ambiental produciría en el territorio europeo la activación de los proyectos mineros. Lo que sí está claro es que el control ambiental sobre las explotaciones sería mayor al someterse a las normas ambientales de Europa y se conseguiría una trazabilidad más segura de todos los procesos y la medición de su impacto ambiental.
Otra de las consecuencias sería localizar en Europa la producción de baterías, generando empleo, eliminando la huella de carbono ocasionada por la exportación de baterías usadas y la importación de nuevas y reforzando la independencia del sector automovilístico del continente.
60 % de la demanda local
T&E asegura que la Unión Europa podría satisfacer localmente hasta un 60 % de su demanda local de litio para la producción de, entre otros productos, baterías para vehículos eléctricos en 2030 si se aprueba la construcción de las 19 plantas adicionales para procesar litio, níquel, manganeso y cobalto proyectadas.
La entidad apunta en referencia al níquel que, si bien el potencial para esta materia prima es inferior a un tercio, en Finlandia se está aplicando un proceso innovador a nivel mundial que no utiliza combustibles fósiles.
En el análisis de los cuatro metales necesarios para las baterías se han planificado 19 proyectos mineros, de los cuales 12 se centran únicamente en el litio en Europa
Minas y reciclaje
Si todos ellos se concretaran, T&E estima que, para 2030, se podría satisfacer el 60 % de la demanda de litio de la UE necesaria para los vehículos eléctricos y almacenamiento de energía y hasta un 80 % para el conjunto de todos los metales analizados.
En cuanto al reciclaje, el litio, níquel, cobalto y manganeso recuperados podrían cubrir hasta el 40 % de la demanda en 2030 si se recogen todas las baterías y se incluyen los desechos de producción, cifra que aumentaría a más de dos tercios en 2040, dependiendo del metal.
Proyectos incipientes
No obstante, si bien existe un potencial considerable, muchos de los proyectos se encuentran en las primeras etapas de desarrollo y no se han tomado decisiones definitivas de inversión ni se han obtenido permisos por lo que las cifras son proyecciones con respecto de lo que puede terminar concretándose.
La organización asegura que la cartera de proyectos hasta la fecha muestra un potencial sustancial, ya que la Unión Europea puede satisfacer la mayor parte de sus necesidades de minería y procesamiento de litio a nivel local, así como cantidades sustanciales de níquel y manganeso. Al tiempo, hasta una quinta parte de todos los materiales para baterías podrían proceder del reciclaje para 2030.
El dilema de las baterías
T&E recuerda que la UE está muy por detrás de China en la carrera por las baterías, donde las células LFP (fosfato de hierro y litio) se venden ahora por tan solo 55 dólares el kWh, mientras que las células NMC (níquel, manganeso y cobalto) de la UE se venden por el doble.
«Europa no tiene aranceles significativos para las células, sus empresas están pasando por un infierno manufacturero y muchas podrían no sobrevivir a la embestida que se avecina», asegura la organización.
Baterías ultrabaratas
Al igual que las células solares, las baterías chinas pueden acabar convirtiéndose en un producto básico ultrabarato al alcance de todos los que las quieran.
Esta tecnología puede ayudar a alimentar coches eléctricos asequibles y potenciar el almacenamiento en baterías para acompañar el auge de las energías renovables.
Las baterías baratas reducirán nuestra dependencia del petróleo y el gas importados, crearán puestos de trabajo en el sector servicios y reducirán las emisiones, tal como lo hizo la energía solar china.
Al mismo tiempo, un tsunami de baterías chinas baratas sería el fin de las tan publicitadas (y subvencionadas) fábricas de baterías del viejo continente.
El caso BMW
«La retirada de BMW de su acuerdo de 2.000 millones de euros con Northvolt ofrece una visión de lo que podría deparar el futuro: cientos de miles de puestos de trabajo en la cadena de suministro de baterías están en juego», apunta T&E.
Desde la entidad se apunta como solución en que es necesario dar «la máxima prioridad es introducir las esperadas normas de la UE sobre la huella de carbono de las baterías y restringir las ventas de baterías fabricadas con energía sucia. Las baterías fabricadas en la UE son al menos un 37% más limpias que las baterías chinas».
Las baterías fabricadas en Europa podrían emitir un 60% menos de carbono que las chinas, según un nuevo análisis de Transport & Environment (T&E), que defiende la deslocalización de la cadena de suministro de vehículos eléctricos al continente.
Esta decisión, según (T&E) «reduciría las emisiones de la producción de baterías en un 37% en comparación con una cadena de suministro controlada por China».
Con esta medida se asegura que las empresas chinas acabarán adaptándose a las normas ecológicas que imponga la UE, y se pide la inmediata puesta en marcha del fondo europeo de baterías (3.000 millones de euros).
Investigar a China
En tercer lugar, T&E propone a la UE el iniciar una investigación sobre las células fabricadas en China. «Es probable que dicha investigación concluya que la industria china de baterías recibe un generoso apoyo», según expresa la organización.
«Al igual que en el caso de los automóviles, se aplicarían aranceles. Una alternativa, más gradual, sería aumentar los aranceles ultrabajos actuales sobre todas las importaciones de células de batería, incluidas las baterías estadounidenses subvencionadas. Nuestra política debería alentar a las empresas chinas a producir en Europa a través de empresas conjuntas o acuerdos de licencia» concluye T&E.
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