Arañas de patas largas: te contamos por qué matarlas es una mala idea
Los insectos y las arañas son más visibles en verano
Las arañas patas largas no son peligrosas para el ser humano
Este tipo de arácnidos se alimentan de otras especies que pueden convertirse en plagas
El verano es la temporada alta no sólo para el turismo, también para las poblaciones de insectos y arañas, que suelen proliferar en esta época del año, sobre todo en entornos cálidos en los que abunda la vegetación y se registra una mayor humedad.
Una de las principales razones es que el calor acelera el metabolismo, la actividad y el ciclo reproductivo de estas pequeñas especies, hasta tal punto de que algunos mosquitos experimentan un crecimiento de un 50% de su ciclo vital por cada grado que aumenta la temperatura.
También en el caso de los arácnidos se detecta mayor activación en verano para reproducirse, cazar y almacenar alimentos, siendo más factible la posibilidad de que nos encontremos con variedades como la araña patas largas (Pholcus phalangioides), llamadas así por sus alargadas y finas extremidades. Las podemos ver, principalmente, en los techos, esquinas y sótanos de nuestras viviendas.
Aracnofobia
Muchas personas reaccionan de forma negativa cuando se topan con arañas, mostrando temor o intentando matarlas nada más verlas. Dicha reacción se debe a la aracnofobia, o miedo a las arañas, que además está muy extendido entre los seres humanos. De hecho, según la ciencia, lo natural sería que experimentáramos tal desazón.
Así lo corrobora uno de los estudios científicos más relevantes sobre el asunto, realizado en colaboración entre el Instituto Max Planck de Alemania y las universidades de Uppsala (Suecia) y Viena. Su conclusión es que el miedo a las arañas, y también a las serpientes, es innato, y no aprendido.
Como explican los propios responsables del estudio: «Los bebés de 6 meses responden con mayor excitación, como lo indica la dilatación pupilar, a las arañas y serpientes en comparación con las flores y los peces. Sugerimos que los estímulos que representan una amenaza ancestral para los humanos inducen una respuesta de estrés en los bebés pequeños. Estos resultados indican la existencia de un mecanismo evolutivo que prepara a los humanos para adquirir miedos específicos a las amenazas ancestrales».
Veneno
Según el estudio citado, querer matar a una araña es una reacción justificada, incluso biológicamente. Además, en el caso específico de las arañas patas largas, existe el mito de que su veneno es peligroso para el ser humano, pero que estamos al mismo tiempo protegidos debido a que sus colmillos son demasiado pequeños como para penetrar en nuestra piel.
Pero ahora sabemos que dicho veneno, en realidad, no es dañino para las personas, al estar diseñado para afectar a insectos pequeños y no a mamíferos de mayor tamaño. Como mucho, nos puede provocar una leve irritación, la cual desaparece al poco tiempo y sin requerir ningún tipo de tratamiento médico.
Otro factor que hay que tener en cuenta es que las también llamadas arañas patonas no son territoriales ni agresivas, por lo que tampoco es fácil que nos ataquen ni nos muerdan y, aunque tal cosa sucediera, ya hemos visto que tampoco hay nada que temer.
Control de plagas
Una de las principales razones por las que conviene tolerar la presencia de estos arácnidos en casa es que son muy eficaces como controladores de plagas. Esto es así porque se alimentan de pequeños insectos, como moscas, mosquitos y polillas, de modo que tener a las arañas de patas largas como inquilinas puede sernos muy útil para librarnos de estas molestas especies.
Una cuestión sorprendente, dentro de este mismo tema, es que las arañas patas largas se comen a otras arañas, incluyendo especies más grandes y peligrosas para nosotros como, por ejemplo, las arañas de rincón y las viudas negras.
Estamos hablando, por tanto, de que las arañas patonas son una especie de insecticida biológico que nos evita recurrir a insecticidas tóxicos, los cuales pueden ser contraproducentes para los propios seres humanos, especialmente los niños, así como para las mascotas y el medio ambiente.
Una alternativa
Si a pesar de todo lo dicho, no puedes evitar la sensación de incomodidad, que ya hemos explicado que es lógica y muy natural, al encontrarte con una de estas patonas, te damos una alternativa para que no tengas que matarla.
Lo único que tienes que hacer es coger un vaso y un trozo de papel para atrapar suavemente a la araña y así poder liberarla donde te resulte menos molesta. Lo ideal es depositarla en algún lugar adecuado para sus necesidades, por ejemplo en un jardín, donde pueda continuar con su beneficiosa misión como controladora de plagas.
Más allá de su utilidad para dicha tarea, no debemos olvidar que cada criatura, por pequeña, insignificante o desagradable que nos parezca, cumple en todo caso un importante papel dentro del ecosistema del que forma parte. Alterar este equilibrio siempre tiene consecuencias, y en el caso concreto de las arañas patas largas, lo que podría suceder es que proliferen otro tipo de insectos mucho más molestos y perjudiciales para nosotros.
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