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Bombazo en la zoología: fotografían por primera vez un animal del que no se sabía nada desde 1969

  • Ana López Vera
  • Máster en Periodismo Deportivo. Pasé por medios como Diario AS y ABC de Sevilla. También colaboré con la Real Federación de Fútbol Andaluza.

Durante más de medio siglo, la presencia de este animal fue un misterio sin resolver. Aunque los registros históricos hablaban de esta especie, no existía prueba fotográfica ni visual que confirmara su existencia reciente.

Ahora, tras más de 50 años de incertidumbre, una cámara logró lo que parecía imposible: captar por primera vez en la historia a un ave rapaz que no se había documentado desde 1969.

Este acontecimiento marca un antes y un después en la ornitología. Su inesperada aparición no sólo sorprendió a los expertos, sino que también reabre el debate sobre las especies consideradas «fantasma», aquellas que se dan por perdidas sin evidencias definitivas de extinción.

Redescubren a un ave rapaz desaparecida desde 1969

El protagonista es el azor de Nueva Bretaña (Accipiter princeps), un ave rapaz poderosa que, pese a su envergadura y fuerza, ha pasado inadvertida durante décadas.

Este animal está clasificado como «vulnerable» en la Lista Roja de Especies Amenazadas por la UICN.

La última vez que se tuvo información confiable sobre su existencia en territorio británico fue en 1969. Desde entonces, no hubo registros confirmados de su actividad, ni siquiera avistamientos fiables.

Según informa Los Andes, la imagen fue captada por una cámara trampa colocada en un bosque de Papúa Nueva Guinea como parte de un proyecto de monitoreo de la fauna.

El dispositivo, programado para activarse con el movimiento, logró registrar en alta resolución a esta esquiva especie, lo que representa la primera prueba fotográfica de su presencia viva en más de cinco décadas. La imagen fue tomada por el fotógrafo Tom Vierus.

El azor de Nueva Bretaña, un animal difícil de rastrear

El azor no es un ave fácil de detectar. A pesar de ser un depredador ágil y robusto, su comportamiento sigiloso y su preferencia por zonas boscosas densas hacen que pase desapercibido con facilidad.

Es por ello que su ausencia en los registros no significó necesariamente su extinción, pero sí generó una gran incógnita para biólogos y conservacionistas.

Las amenazas a las que se enfrenta este animal son diversas: tala indiscriminada, minería, proyectos de infraestructura, agricultura intensiva, etc.

Implicaciones para la conservación de esta ave

Este redescubrimiento tiene un valor científico y simbólico importante. En primer lugar, demuestra que algunas especies logran sobrevivir en silencio, lejos del ojo humano, adaptándose a nuevas condiciones.

En segundo lugar, refuerza la importancia de los esfuerzos de monitoreo, incluso para especies que se creían extintas localmente.

Además, este tipo de hallazgos puede dar impulso a nuevas iniciativas para proteger hábitats clave y fomentar la vigilancia ambiental a largo plazo. El azor, como depredador, cumple un rol esencial en el equilibrio ecológico, regulando poblaciones de otras especies y contribuyendo a la salud de los ecosistemas forestales.

El regreso del azor de Nueva Bretaña nos recuerda que todavía hay mucho por descubrir en la naturaleza. Encontrar animales que se creían extintos nos da esperanza y una nueva oportunidad para protegerlos.

También nos invita a reforzar las acciones de conservación, valorar los ecosistemas y apoyar a quienes dedican su vida a estudiar y defender la biodiversidad.