Trucos

Un profesor de autoescuela revela los trucos para ahorrar un dineral en gasolina

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

En un contexto donde el precio del combustible no deja de aumentar, no es de extrañar que muchos conductores busquen formas de reducir su consumo de gasolina o diésel. Y aunque existen muchos mitos y consejos que circulan entre amigos o foros de Internet, algunos trucos sencillos (y avalados por expertos como los profesores de autoescuela) pueden marcar la diferencia en el gasto mensual de carburante.

Conducir de forma eficiente no requiere grandes sacrificios ni habilidades especiales. Se trata más bien de adoptar buenos hábitos al volante, prestar atención a cómo usamos el acelerador, cómo gestionamos la caja de cambios y, sobre todo, tener una conducción fluida y previsora. El objetivo no es sólo ahorrar en combustible, sino también alargar la vida útil del vehículo y evitar averías innecesarias.

Los mejores trucos para ahorrar en gasolina

El primer consejo que destaca este profesional de la conducción es uno de los más básicos: no abusar del acelerador. Pisar el pedal de forma agresiva no solo aumenta el consumo de combustible de forma inmediata, sino que también genera más desgaste en el motor y en los componentes del vehículo. Una aceleración progresiva, suave y medida es clave para mantener el consumo bajo control, especialmente en ciudad, donde los constantes arranques y paradas pueden disparar el gasto de gasolina.

El segundo truco consiste en mantener el motor funcionando a bajas revoluciones. Esto se traduce en cambiar de marcha antes de que el motor alcance un régimen alto, aprovechando la fuerza del vehículo sin exigirle demasiado. Aunque puede parecer contraproducente, lo cierto es que los motores modernos están diseñados para funcionar de manera eficiente en esos rangos, siempre y cuando no se abuse.

Por último, se recomienda circular con la relación de marcha más alta que permita la situación, sin que el coche «sufra». Por ejemplo, si se puede mantener una velocidad constante en quinta o sexta marcha, será mejor que hacerlo en tercera o cuarta. Esta práctica permite reducir las revoluciones del motor y, con ello, el consumo.

Estos tres consejos, aunque eficaces en términos de consumo, no están exentos de matices. En vehículos diésel, por ejemplo, mantener el motor constantemente a bajas revoluciones puede derivar en acumulación de carbonilla, lo que a largo plazo podría ocasionar fallos en el filtro de partículas. Algunos conductores con experiencia alertan sobre esto, asegurando que ese supuesto «ahorro» inicial puede terminar en reparaciones caras.

Por tanto, la clave está en el equilibrio. Es cierto que conviene evitar revoluciones innecesarias, pero también lo es que de vez en cuando el coche necesita un esfuerzo extra para limpiar componentes internos. En este sentido, realizar trayectos largos por carretera o hacer una conducción un poco más viva cada cierto tiempo puede ser beneficioso para el motor.

Cómo optimizar el consumo

Además de los consejos del profesor, hay otros factores que influyen directamente en el consumo de combustible. Son recomendaciones conocidas, sí, pero que muchas veces se pasan por alto:

  1. Es esencial comprobar regularmente que los neumáticos tengan la presión correcta, tal como indica el fabricante del vehículo. Unos neumáticos desinflados generan mayor resistencia al avance, lo que implica más esfuerzo del motor y, en consecuencia, mayor consumo de combustible. Además, una presión incorrecta afecta a la seguridad y al desgaste del neumático.
  2. Muchos conductores llevan en el coche objetos innecesarios: herramientas, bolsas, artículos olvidados en el maletero… Todo eso suma peso y hace que el vehículo gaste más. Del mismo modo, elementos como baúles de techo, portabicicletas o barras portaequipajes aumentan la resistencia al aire, sobre todo a velocidades altas, lo que también eleva el consumo.
  3. Si sabes que vas a estar más de un minuto detenido (por ejemplo, esperando a alguien o en una cola muy lenta), lo ideal es apagar el motor. Hoy en día muchos coches incorporan sistemas automáticos de start-stop que lo hacen por sí solos, pero si tu coche no lo tiene, puedes hacerlo manualmente en ciertas situaciones.
  4. El aire acondicionado es otro de los grandes consumidores de energía del coche. Ponerlo al máximo nada más subir, especialmente en verano, es un error habitual. Lo recomendable es ventilar primero el coche abriendo las ventanillas unos segundos, y después utilizar el aire en una temperatura intermedia.
  5. Un coche que funciona correctamente es, por definición, más eficiente. Realizar revisiones periódicas, cambiar el aceite a tiempo, sustituir el filtro del aire y asegurarse de que las bujías están en buen estado son acciones que ayudan a que el motor trabaje de forma más eficaz, reduciendo el consumo y prolongando la vida útil del coche.

Ahorrar gasolina es perfectamente posible sin convertir la conducción en una experiencia incómoda o lenta. Se trata de adoptar ciertos hábitos y entender que cada coche tiene su punto óptimo de funcionamiento. No todos los vehículos responden igual, y lo que sirve para uno puede no ser la mejor opción para otro.