Kode0, un homenaje a joyas del pasado de lo más actual

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Si te nombramos a Ken Okuyama seguramente estés algo perdido, salvo que seas lo que se conoce como un ‘friki’ de los coches. Sin embargo, si invocamos al Ferrari Enzo te situarás más fácilmente. Pues bien, el primero fue el encargado de diseñar el segundo, y es también el responsable de la creación del Kode0, el espectacular deportivo que protagoniza este artículo y que ha sido revelado en el Concurso de Elegancia de Pebble Beach, celebrado hace unos días.

El Kode0 seguramente te resulte familiar. Tranquilo, es normal. Y es que su concepción se basa en una especie de homenaje retro a varios de esos vehículos que han ocupado nuestros sueños durante años. Lancia Stratos, Lamborghini Countach… si te fijas, de todos ellos hay algún detalle que llevarnos a la boca.

El Kode0 tiene detalles que recuerdan a modelos míticos del pasado.

A pesar de esto, la base del Kode0 es nada más y nada menos que un Lamborghini Aventador, concretamente del LP700-4, del que hereda varios elementos como el motor de 700 CV, la tracción integral o la caja de cambios automática de 7 velocidades. El diseño exterior, no obstante, se modifica para ofrecer los parecidos que antes nombrábamos. También llama la atención, en la trasera, la salida de escape triangular, al estilo del Lexus LFA, además de unas llantas de 20 pulgadas en el tren delantero y 21 en el trasero.

Todo esto que te contamos se ve complementado con tecnología de altos vuelos, tal y como muestra la presencia masiva de fibra de carbono con el fin de ahorrar el máximo peso posible, lo que beneficia las prestaciones del coche. En total, estamos hablando de un vehículo de tan solo 1.550 kilogramos, lo que supone un ahorro de 195 respecto al Aventador en el que se basa.

De momento, poco más podemos contaros, aunque suponemos que estamos hablando de un deportivo que superará en prestaciones al mencionado Aventador, aunque solamente sea por el ahorro de peso anunciado. Y ojo, porque eso son palabras mayores, ya que supondría ponernos al volante de un vehículo capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en poco más de 2 segundos y medio.