Las 5 cosas que más odiamos al conducir

Damos por hecho que a muchos de nuestros lectores les encanta conducir. Pero como todo en esta vida, habrá partes de ello que no nos guste tanto. O más bien que, directamente, nos saquen de quicio. Nosotros hemos rescatado nueve de ellas. ¿Estás de acuerdo? ¿Añadirías alguna? Creemos que en cualquier caso te sentirás identificado con la mayoría, ¡por no decir con todas!

Seguramente los atascos sean lo que más odiamos de nuestro día a día al volante. Pérdidas de tiempo, estrés, pequeños golpes por alcance… ¡todo son malas noticias en ellos! Y todo sin hablar de lo molesto que puede llegar a ser el sonido del claxon de otros vehículos, especialmente cuando vamos medio dormidos por la mañana camino de nuestro puesto de trabajo.

Aparcar en una gran ciudad puede llegar a ser un ejercicio sublime de paciencia. Si a esto le juntamos que nos podemos haber ‘comido’ un atasco de los buenos, nuestro nivel de estrés puede ser de los que causan estragos. Además, una vez que encuentras un sitio, hay personas a las que esta maniobra se les da especialmente mal, con el nerviosismo que ello provoca.

A raíz de esto también podemos hablar de una de las costumbres que más enfados provoca entre nosotros, los conductores que aparcan ‘por oído’. Todos los que se actúan así deberían incluir la cámara de visión trasera y los avisadores acústicos correspondientes cuando compren su próximo coche.

Seguro que más de uno nos hemos encontrado con algún conductor que tiene demasiada prisa y va adelantando coches por cualquier carril como si de una carrera de obstáculos se refiere. Eso y las motos haciendo eslalon por la ciudad son dos de las cosas que más nos molestan cuando conducimos.

La gran mayoría de los conductores españoles tienen una mala costumbre, como es la de no utilizar los intermitentes cuando es necesario y obligatorio. Esta conducta, además de peligrosa, es una de las que más ‘mosqueos’ provoca entre tus compañeros de vía, con lo que si te sientes identificado con esto haz un esfuerzo y comienza a usarlos.

Lo que más llega a alterarnos, más que cualquiera de las cosas que ya os hemos contado, son determinados comportamientos de algunos conductores. Nos irritan mucho los listos, aquellos que por ejemplo esperan a meterse en un carril de deceleración atascado hasta el último momento. Tampoco somos muy tolerantes con aquellos que van entorpeciendo la correcta circulación de la marcha porque van perdidos o directamente pensando en otras cosas. Y eso por no hablar de aquellos conductores que circulan a velocidades anormales. De los que les pesa demasiado el pie derecho tendemos a pensar que están locos, pero a los que circulan demasiado despacio tendemos a ponerles a caer de un burro, como se dice vulgarmente. ¡Paciencia amigos!