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Del mismo modo que ocurre en los humanos, un gato también puede dejar de respirar como consecuencia de una enfermedad, de un accidente de una asfixia. Se trata de una situación que requiere una intervención urgente para salvar la vida del animal. Para ello, hay que realizar una reanimación cardiopulmonar (RCP) al gato, con el objetivo de despejar sus vías respiratorias y que, de esta manera, pueda volver a respirar.
Lo mejor en este tipo de casos es llevarle al veterinario. Sin embargo, puede suceder que el gato deje de respirar en el camino, así que es importante saber cómo proceder. A continuación explicamos cómo realizarle RCP a un gato.
Cómo hacerle la RCP al gato
Lo primero y más importante es determinar si realmente necesita una reanimación cardiopulmonar. Hay una serie de claves que permiten averiguarlo: le cuesta respirar, está inconsciente y muestra señales de letargo. A continuación, hay que comprobar si el gato respira observando el movimiento de su pecho.
Para asegurarse, lo mejor es colocar la mano en frente de la nariz del animal. El siguiente paso consiste en verificar si tiene pulso, para lo cual se colocan los dedos sobre la parte interna del muslo del gato. Si no tiene pulso, es el momento de empezar la RCP.
- En primer lugar, se coloca al gato en lo que se conoce como posición de recuperación sobre una manta para que se sienta cómodo y conserve mejor el calor.
- Después, se examinan sus vías respiratorias, inclinando un poco su cabeza. Hay que abrirle la boca y extender la legua con cuidado, utilizando los dedos.
- Si se siente una obstrucción, se debe determinar si el objeto puede ser retirado con los dedos o si, por el contrario, es necesario hacer compresiones abdominales.
- En caso de que el objeto no pueda ser extraído de la garganta del gato, hay que hacerle compresiones abdominales. Primero se levanta al gato, de tal manera que la columna vertebral quede situada contra tu pecho. Luego, se utiliza la otra mano para localizar la parte inferior de su caja torácica.
- Si el gato no opone resistencia, se le coge por el cuello y se sostiene con ambas manos justo debajo de la última costilla. Hay que hacer presión con el puño o las manos sujetadas contra su cuerpo, y empujar hacia arriba un total de cinco veces.
- Y, por último, si es necesario, se hacen respiraciones de rescate respirando directamente hacia la nariz del gato durante unos segundos.
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