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Más Madrid aboga por colocar huertos frente a los Ayuntamientos y arena de playa en edificios públicos

Más Madrid, el partido liderado por Mónica García, plantea construir huertos de 12 metros cuadrados enfrente de los ayuntamientos madrileños, poner arena de playa en patios interiores de edificios públicos como una oficina de correos y poner fuentes con «chorritos de agua» en el jardín de las oficinas de Hacienda o de la Seguridad Social.

Así lo expone la arquitecta Izaskun Chinchilla en el libro Madrid, ciudad de los 15 minutos, recientemente publicado por Más Madrid y en el que la formación explica, a través de artículos de más de una treintena de políticos y expertos, el modelo de urbanismo que quiere implantar en Madrid.

En el capítulo que escribe Chinchilla, titulado El parque vallado frente al jardín pixel, la arquitecta critica con dureza la actual configuración de los parques infantiles urbanos, sobre todo por tres motivos. En primer lugar, censura que sean «áreas de juego escolarizadas», es decir, en las que se dice a los niños «con cada uno de los elementos del parque, a qué deben jugar (sube aquí, mueve las piezas, encaja las formas, balancéate)».

En segundo lugar, reprocha que los parques estén «vallados y localizados en puntos concretos de la ciudad» porque, opina, eso ofrece una «visión del juego discontinua» en la que los menores «juegan al entrar y dejan de jugar al salir». Por último, muestra su disconformidad con que los parques «segregan por edad».

«Los parques infantiles actuales y vallados contienen, además, una definición implícita de las condiciones en las que se realizan los cuidados: las y los adultos custodian a los y las menores. La acción se produce unilateralmente y el tipo de cuidado está vinculado y relacionado con la vigilancia. Lo que denota la valla del parque es que la y el adulto vigilará que la y el niño no se vaya del área segura. Una vez dentro se le dice qué debe hacer y dónde debe hacerlo y se impide que le rodeen personas con mayores destrezas. Tenemos un problema: nuestras administraciones no comprenden bien en qué consiste el amor entre padres y madres y sus hijos e hijas», sostiene Chinchilla.

Por el contrario, Más Madrid aboga, por boca de esta experta, porque «los parques sea secuencias de estímulos abiertos que acompañan a las familias en sus desplazamientos y a las que las y los niños, con autonomía o en interacción horizontal entre sí y con el resto de adultos, otorgan significado».

En este sentido, explica que «el juego en la ciudad podría beneficiarse enormemente al incluir pequeñas áreas de espacios naturales en muchos lugares y bien repartidos». De esta forma, opina, «las y los niños podrían mantener una actividad lúdica más continua, sostenida por los estímulos que encontrarían con cierta recurrencia, y las y los adultos podrían participar en el juego, hacer ejercicio o aprovechar alguna parada para una llamada pendiente».

En este punto es donde Chinchilla plantea «incluir estos píxeles de naturaleza en lugares donde las y los adultos, o más bien las unidades de convivencia y cuidado, tienen responsabilidades que cumplir».

«Imaginemos juntos algunos ejemplos: podríamos incluir 12 metros cuadrados de huerto enfrente de un Ayuntamiento, una porción de espacio equivalente de arena de playa en el patio interior de una oficina de correos, una pequeña plaza con chorritos de agua en el jardín de las oficinas de Hacienda o de la Seguridad Social. Pensemos ahora qué podría suceder: mientras el padre entra en el Ayuntamiento, un abuelo y una nieta huelen tomates, madre e hijo pasan 15 minutos descalzos en la arena después de recoger una carta sobre el pago del IVA mientras sus dos hijos se mojan los pies en un área protegida acristalada sobre la que tienen un control visual», evoca.