España se lleva el bronce ante Egipto

¡Hispanos de bronce!

La selección española de balonmano conquistó el bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio, después de superar a Egipto en un final agónico en la que la calidad de Alex Dusjebayev marcó la diferencia

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Así está el medallero de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020

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Los Hispanos celebran la victoria. (AFP)
Nacho Atanes
  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

Los triunfos de los Hispanos no se cuentan, se gritan. La selección española de balonmano es uno de los equipos más emocionantes del mundo, independientemente del deporte, y en una gran cita, de nuevo en una gran cita, volvieron a sacar su mejor versión para tocar metal. España es bronce en balonmano masculino después de superar a Egipto (33-31) en una final por la medalla agónica en la que la calidad de Alex Dujshebaev marcó la diferencia con dos goles de auténtico superclase. ¡Los Hispanos son de bronce!

Con sufrimiento, como sucediera desde el primer día de campeonato, y con la experiencia de los Entrerríos, Sarmiento, García o Aginagalde por bandera. También Viran o Cañellas, lesionados antes y durante el torneo pero que celebran la medalla de bronce como parte de un grupo en el que todos van a una a por un sólo objetivo. Y con Jordi Ribera como inmejorable arquitecto del éxito.

Después de la derrota ante Dinamarca en semifinales, España se plantaba en la lucha por el bronce con triple motivación. En primer lugar, la medalla, y de fondo, la necesidad de despedir con victoria a una generación que le ha dado todo a un deporte en caída libre presupuestaria en nuestro país, pero que sigue a flote debido a la calidad y el compromiso del grupo. La tercera pata motivacional no era otra que resarcirse del mazazo sufrido al no clasificarse a la anterior cita, en Río de Janeiro 2016.

Concentrados en la batalla, a primera mitad del equipo español fue majestuosa, destacando la labor extraordinaria en términos de efectividad de un Aleix Gómez que por sí solo explicaba la ventaja al descanso de tres goles, un 19-16 que dejaba la primera parte del trabajo hecho, pero aún con 30 minutos por delante frente a una de las selecciones más intensas y poderosas del planeta.

Se esperaba una reacción de peso de Egipto y llegó, con toda la carne en el asador y Yahía, Hesham o Kaddah anotando desde fuera y activando a su vez al pivote Mamdouh. La ventaja pasó de tres goles a ninguno y se mantuvo así durante muchos minutos en el marcador, con los egipcios más acertados y los Hispanos, pícaros y vivos, sustituyendo su desacierto en posicional con goles gratis tras cambio de portero-jugador.

Hemdawy, el portero egipcio, fue por momentos el villano de la selección con paradas de todo tipo, también fruto del 6-0 de la defensa africana, inmejorable y que desactivó la circulación de los Hispanos, inmejorable en la primera mitad. Los minutos pasaban y a falta de menos de cinco la igualdad seguía patente, pero sin margen de error, los egipcios marraron un ataque –gracias, Gonzalo Pérez de Vargas– y España recuperó la ventaja de dos goles necesaria para contar con un mínimo colchón al final.

Lo iban a necesitar, pues la tercera exclusión de Gedeón Guardiola, pilar en defensa, dejaría a los Hispanos en inferioridad y con la necesidad de sacar la varita para cerrar el partido. Pesaba la responsabilidad, pero con la extraordinaria capacidad de la determinación en su brazo zurdo, Alex Dujshebaev, el hijo de Talant, ascendió a una dimensión todavía superior a la que su calidad había demostrado y con dos goles permitió respirar y que el capitán Raúl Entrerríos, pusiera el cierre a una mágica película de bronce para España.

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