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Los terroristas talibanes festejan 3 años de terror en Afganistán que disparan los suicidios de mujeres

Los islamistas celebran el régimen del terror y del 'apartheid de género' que ha recuperado el asesinato por lapidación

Ya hace 3 años que los terroristas talibanes retomaron mediante la violencia el poder en Afganistán, una efeméride que los islamistas celebran este jueves al mismo tiempo que se ha dado a conocer uno de los peores datos como consecuencia de su régimen de terror: los intentos de suicidio entre las mujeres se han disparado, según un informe elaborado por la ONU. Los terroristas se hicieron con el control del país el 15 de agosto de 2021 dispuestos a borrar todos los avances que las mujeres habían logrado, para volver a tenerlas completamente sometidas.

Los talibanes han rescatado la costumbre de matar a las mujeres a latigazos y a pedradas -que se había eliminado en 2001- en plazas públicas o, incluso, como si fuera un espectáculo, en campos de fútbol: se ha recuperado el asesinato por lapidación como forma de castigo para el adulterio femenino, delito que se juzga en tribunales religiosos para hacer cumplir la ley islámica de la Sharía; también se ha vetado su acceso a la educación, una prohibición que se extiende a las menores, dado que las niñas y adolescentes ya no pueden incorporarse a la secundaria ni a estudios superiores.

En Afganistán se ha rescatado el denominado apartheid de género. Las mujeres que han perdido su empleo se cuentan por cientos de miles. De hecho, sólo la orden de cerrar todos los salones de belleza dejó sin trabajo a 60.000 de ellas. El régimen talibán sólo las emplea para vigilar que el resto de mujeres cumpla con sus normas arcaicas y hay profesiones que se les prohíbe ejercer (juezas, periodistas, diputadas, etc.). Tampoco pueden practicar deporte o visitar parques.

El desempleo no es lo único que ha hecho que la mujer se encierre en casa, sino que también la inseguridad las ha convertido en presas. El 64% siente que no es seguro salir solas, aunque la mayoría asegura que esa sensación se apodera de ellas en cualquier contexto, dentro y fuera de casa. De hecho, tienen prohibida la libre circulación. Además, el 96% dice no poder confiar en nadie, dado que temen ser denunciadas por sus propios vecinos. Dos de cada tres aseguran tener una mala o muy mala salud mental y muchas de ellas conocen al menos a una mujer o una niña que ha intentado suicidarse.

La salvaje represión de los terroristas talibanes contra las mujeres puede elevar la mortalidad de forma significativa, según advierte el informe de la ONU. Señala que la materna se dispararía al menos en un 50% en 2026, algo que también ocurriría con el embarazo precoz, que ascendería en un 45%. A todo esto se suma también la hambruna generalizada en el país. La pobreza afecta prácticamente a la mitad de los 40 millones de afganos, según el Banco Mundial.

«Supremacía» masculina

La idea del régimen terrorista talibán es clara: la de imponer la «supremacía» masculina en todos los ámbitos, una cultura en la que se está educando a los niños, que ya crecen con la percepción de que «las mujeres y las niñas no tienen la capacidad ni la necesidad de oportunidades sociales, políticas y económicas», asevera el informe.

El 15 de agosto de 2021 Estados Unidos retiró sus tropas tras 20 años de presencia en Afganistán por un acuerdo de Donald Trump, que redujo durante su Gobierno la presencia de las fuerzas estadounidenses en el país de manera significativa, pero en escala. Fue su predecesor, Joe Biden, quien ejecutó el acuerdo de manera caótica.

Los terroristas talibanes aprovecharon para avanzar posiciones y tomar Kabul, lo que provocó las famosas y escalofriantes escenas de las estampidas de los afganos, que corrían desesperados hasta el aeropuerto con la esperanza de subir a un avión y escapar del régimen del terror talibán. Muchos de los que no lo lograban se agarraron al fuselaje de los aviones, mientras que otros entregaban a sus hijos a quienes sí lograban acceder al aeropuerto, para que los pusieran a salvo fuera del país.

Este jueves, los talibanes celebran con orgullo la retirada de las fuerzas de la OTAN y la imposición del régimen del terror de su líder supremo, Haibatullah Akhundzada, con festejos que incluyen carreras de caballos, luchas con espadas, caravanas de vehículos militares y desfiles con banderas blancas. Los terroristas talibanes siguen sin «rendir cuentas por sus crímenes» ante la comunidad internacional y «tampoco han elaborado una dirección estratégica para evitar que se produzcan más daños», lamenta Amnistía Internacional en un comunicado.