Internacional

Rusia controlará la paz de Nagorno-Karabaj

El alto el fuego entre Armenia y Azerbaiyán ya tiene un observador internacional fuerte e instalado en el terreno. Rusia ha desplegado 1.960 militares en Nagorno-Karabaj, contingente que se encargará de garantizar la paz en el marco del acuerdo suscrito el 10 de noviembre entre armenios y azerbaiyanos tras mes y medio de cruentos combates.

«El contingente pacificador ruso procedió al cumplimiento de las misiones asignadas», informó Serguéi Shoigú, ministro de Defensa ruso, en una reunión telemática con el presidente, Vladímir Putin.

El conflicto de Nagorno-Karabaj estalló el pasado 26 de septiembre al cumplir casi veintiséis años de conversaciones sin ningún tipo de acuerdo entre Armenia y Azerbaiyán. La guerra de 1987 por el control del territorio de Nagorno-Karabaj fue paralizada en un punto crítico para Azerbaiyán que vio invadido el 20% de su territorio nacional.

Ahora el ejército azerí ha recuperado posiciones y, debido a la crueldad de los enfrentamientos, Armenia ha aceptado un alto el fuego y unas condiciones similares a las que se hablaron en 2009 durante los Acuerdos de Madrid: sacar a las tropas armenias del territorio azerí y crear un corredor humanitario que comunique Nagorno-Karabaj con Armenia.

Para ello, Rusia y Turquía se han ofrecido como intermediarios de paz en este proceso. El ministerio de Defensa ruso ha transportado también al territorio 552 equipos militares, entre blindados, automóviles y otros, que circularán entre los 23 puestos de observación dispuestos para supervisar el alto el fuego. Turquía, por su parte, se ha instalado en territorio azerí en distintos puestos de observación fronterizos.

Las tropas rusas han sido emplazadas en dos zonas: el norte (Terterks, Agdam y Mardakert) y el sur (Stepanakert y Lachin). Al respecto, Shoigu informó a Putin de que el corredor de Lachín, que unirá Stepanakert, capital karabají, con Armenia, ya ha sido desminado, lo que permitirá el regreso por carretera de miles de desplazados.

El ministro destacó también que el sistema de mando instalado en Stepanakert permitirá «reaccionar operativamente» a cualquier imprevisto. Además, destacó que Rusia y Turquía ultiman los detalles del funcionamiento del centro de observación conjunta en territorio azerí de acuerdo con el memorándum suscrito el 11 de noviembre, que recabará de manera remota informaciones sobre cualquier infracción al cese de las hostilidades.

La población de Nagorno-Karabaj necesita ayuda humanitaria

Putin aseguró que ahora la prioridad es que la población que sufrió durante las acciones militares reciba ayuda humanitaria y destacó que se han creado las condiciones para el trabajo seguro de las organizaciones humanitarias internacionales.

«Nos solidarizamos con todos los que han caído en desgracia. El invierno está llegando. Esa zona es montañosa. Hace frío», dijo y recordó que el presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Peter Mauer, viajó esta semana a Moscú.

En cuanto a los refugiados, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, los cifró en 135.000 personas, entre ellos cerca de 90.000 armenios que abandonaron Nagorno-Karabaj y unos 45.000 azerbaiyanos, que huyeron de las zonas aledañas.

Al respecto, el ministro ruso para Situaciones de Emergencia, Yevgueni Zinichev, advirtió que más de 30.000 refugiados tienen intención de regresar en breve al Karabaj, cuando la infraestructura sólo puede albergar a menos de 5.000 personas.

Tanto Armenia como Azerbaiyán se han comprometido a cumplir el alto el fuego y el proceso de paz. El plazo de permanencia del contingente militar ruso será de 5 años con prolongación automática por otro lustro si ninguna de las partes se opone.

Armenia enfurece con su Gobierno

Grupos opositores armenios consideran el acuerdo un paso atrás en toda regla. Varias decenas de manifestantes fueron detenidos en acciones de protesta en Ereván, la capital del país armenio, a finales de esta semana, y demandan la dimisión fulminante del primer ministro, Nikol Pashinián.

El día que se anunció el alto el fuego y el paquete de medidas, los manifestantes armenios invadieron el Parlamento llegando incluso al despacho de Pashinián, quien declaró que este acuerdo “era muy doloroso pero necesario”.

Mientras, el presidente azerbaiyano, Ilham Alíev, aseguró que recurrir a la fuerza para resolver el conflicto de Nagorno-Karabaj era «un derecho internacional» de Bakú, aunque considera que el conflicto «queda atrás»; clamó victoria en el campo de batalla y en el terreno político, y se mostró dispuesto a entablar unas relaciones «normales» con el país vecino.

La lluvia de dimisiones dentro del Gobierno armenio no para, aunque Pashinián todavía se resiste a abandonar el puesto. El presidente armenio, Armen Sarkisián, nombró este viernes a Vagarshak Arutiunián como nuevo ministro de Defensa del país en sustitución de David Tonoián, quien fue relevado en medio de la crisis política en Armenia.

Esta semana también abandonaron sus cargos también los ministros de Exteriores y de Situaciones de Emergencias de Armenia. Pashinián, tachado de «traidor» por la oposición, insiste en que en las condiciones creadas eran la única opción para detener el avance de las tropas azerbaiyanas sobre Stepanaker y conservar así el control sobre la gran parte del enclave.

Durante una reciente intervención en el Parlamento, Pashinián también ha adelantado la remodelación del Gobierno que, según la prensa local, podría afectar al 80 % de su plantilla.

El conflicto vuelve a paralizarse y la presencia rusa controlará cualquier estallido de violencia armada. Ahora Armenia tendrá que reconstruir su Gobierno y convencer a su población de que las decisiones tomadas han sido fruto de una ofensiva azerí imposible de controlar.