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El regreso de Trump desata una lucha sin cuartel con DeSantis por la carrera presidencial en 2024

Los medios de izquierda han calificado el regreso de Donald Trump a los mítines políticos de falta de capacidad de convocatoria, la manida referencia a su supuesto discurso de odio y una falta de entusiasmo. El hecho de haber celebrado durante el pasado sábado sus comparecencias en dos colegios de Carolina del Sur y New Hampshire obedecía precisamente a su deseo en convertir en blanco de sus críticas al adoctrinamiento en las aulas de EEUU intensificado en los últimos dos años bajo la administración de Joe Biden. Todo esto lleva a augurar una batalla con el gobernador de Florida, Ron DeSantis, por el liderazgo del Partido Republicano.

Los comentarios sobre su teórico discurso de odio van siempre referidos a sus palabras sobre la inmigración irregular, aspecto igual de controvertido en Europa. Finalmente, si hay algo que mostró el ex presidente Trump en sus apariciones del sábado fueron las ganas que tenía de conectar nuevamente con su electorado como terapia para descargar toda su adrenalina acumulada en el tiempo que ha permanecido enclaustrado en su residencia de Florida tras las elecciones de noviembre y su anuncio de volver a pujar por la carrera presidencial en 2024.

Carolina del Sur y New Hampshire fueron los dos estados elegidos y son los lugares donde las primarias del Partido Republicano antecederán a las del resto del territorio. Por ello, Trump no quiso perder el tiempo y persiguió ir por delante no sólo en las encuestas, sino mantener la distancia con sus potenciales competidores, especialmente el gobernador de Florida, Ron DeSantis.

Batalla cultural

Trump sabe que el terreno donde mejor juega es el de la batalla cultural, aunque DeSantis no le va a la zaga en determinados aspectos. «Vamos a detener a los racistas y pervertidos radicales de la izquierda que tratan de adoctrinar a nuestros jóvenes y vamos a sacar sus manos marxistas de nuestros hijos», señaló el ex presidente en Carolina del Sur, quien añadió que «vamos a derrotar el culto a la ideología de género y reafirmar la idea de que dios creó dos géneros, los hombres y las mujeres. No vamos a permitir que los hombres jueguen en competiciones femeninas. Porque al hacerlo, ¿sabéis qué ocurre? Que vamos a salvar la dignidad de las mujeres y vamos a proteger al propio deporte femenino. Todo lo otro es ridículo”. La ovación del público fue continuada durante esa parte de la intervención.

Como también recibió un caluroso apoyo en forma de aplausos cuando se refirió a la censura informativa practicada desde los poderes públicos y a la caza de brujas a la que los líderes republicanos, especialmente él, se han visto sometidos en los últimos años: «Vamos a acabar con la censura y recuperar la libertad de expresión en nuestro país. Vamos a buscar a todos esos actores del Estado profundo que están enterrados bajo la estructura del gobierno, los vamos a despedir y sacarlos de los edificios federales del país. Todo será muy rápido. Vamos a detener el atroz uso de nuestro sistema judicial como arma arrojadiza de la izquierda contra nosotros. Nunca ha habido un sistema judicial similar a la actual. Aquí todo es investigación, investigación. Yo llevo siete años pasando por dicha situación. Siete años».

Temas recurrentes

Tras pasar por New Hampshire, Trump se dirigió a Carolina del Sur donde congregó a sus más fieles y donde repitió las frases de sentirse «más enfadado que antes» y «más comprometido ahora que nunca». El resto de sus discursos abordaron varios de los temas recurrentes en las comparecencias clásicas de Donald Trump: los problemas fronterizos, la amenaza de los «molinos de viento» (turbinas eólicas) y su negativa a reconocer los resultados de 2020.

A los seguidores del expresidente les encanta escucharle hablar de su lucha contra la cultura woke y es ahí donde siempre obtiene sus mayores aplausos, como cuando también prometió «acabar con los fondos federales para cualquier colegio que se dedique a impulsar la teoría crítica de la raza o la ideología de género que tanto gusta a la izquierda».

Dichos mensajes también iban dirigidos a quien se supone que va a ser su principal rival y las primarias republicanas: Ron DeSantis. El gobernador de Florida ha tratado de hacerse un hueco en el Partido Republicano como principal combatiente de la guerra cultural, sobre todo en los últimos meses cuando decidió prohibir la enseñanza sobre orientación sexual en las escuelas hasta llegar a anunciar investigaciones en aquellas escuelas públicas con servicios para la transición de género. Y es precisamente en los temas candentes de género y los colegios donde DeSantis trata de marcar la iniciativa.

Comentarios sobre DeSantis

Aunque Trump evita el cuerpo a cuerpo directamente con el gobernador de Florida sí que lo criticó cuando hablando con los periodistas lo acusó de “tratar de reescribir la historia” por la manera de cómo manejó la pandemia haciéndose pasar por un escéptico de las vacunas después de haberlas impulsado con entusiasmo en un principio. Del mismo modo criticó al gobernador por haber cerrado inicialmente Florida durante la crisis sanitaria y lo describió en los últimos momentos como un perdedor en la carrera presidencial: “el no será líder. Lo puse yo en las listas. Soy el único que lo eligió”.

La que fuera embajadora de EEUU ante la ONU durante la presidencia de Trump, Nikki Haley, dio un paso al frente este domingo y tuiteó una entrevista concedida a primeros de este mes para destacar que “es el momento de una nueva generación para liderar EEUU”. Se espera que el anuncio de su candidatura por el Partido Republicano llegue pronto.