Internacional

La Policía de Londres ya investiga las fiestas ilegales de Boris Johnson en Downing Street

Boris Johnson se cree completamente inmune a las críticas por las fiestas ilegales a las que asistió en Downing Street. Como se creía inmune al Covid. Pero, se infectó de covid. Por si eso le dice algo.

No alberga temores algunos sobre su posición, y ha dicho, incluso en el Parlamento británico, que no contempla dimitir. Pero hoy se ha desayunado con una novedad: La policía metropolitana de Londres está investigando varias fiestas presuntamente celebradas en Downing Street y otras dependencias gubernamentales en los últimos dos años, infringiendo las reglas de confinamiento. Así lo ha anunciado este martes la jefe de Scotland Yard, Cressida Dick.

«Puedo confirmar que la Met (policía de Londres) está investigando una serie de eventos que tuvieron lugar en Downing Street y Whitehall en los últimos dos años en relación con posibles infracciones de la normativa sobre el covid-19», ha asegurado dijo Dick ante la asamblea local de la ciudad.

Lo último que se ha filtrado sobre las fiestas de Boris Johnson desde su llegada al poder en 2019, es lo que anunció este lunes por la noche la cadena de televisión ITV afirmó que el controvertido líder conservador celebró su cumpleaños con varios allegados en pleno confinamiento.

Según ese canal privado, Johnson participó en una fiesta organizada por su esposa el 19 de junio de 2020, cuando ese tipo de reuniones estaban prohibidas, a la que habrían asistido hasta 30 personas, incluida la decoradora Lulu Lytle, que llevó a cabo la costosa reforma de su apartamento en Downing Street, cuya financiación causó controversia. Según una portavoz, el primer ministro permaneció «menos de diez minutos» en esa reunión, informa ITV.

El dirigente, de 57 años, lucha desde hace semanas por su supervivencia política ante las incesantes revelaciones sobre fiestas celebradas en Downing Street y otros locales del gobierno cuando las normas sanitarias lo prohibían, según recuerda AFP.

Para intentar acallar el escándalo y calmar a los numerosos diputados de su propio partido que se unieron a la oposición para pedir su dimisión, Johnson encargó una investigación interna a una alta funcionaria, Sue Grey, cuyas conclusiones podrían conocerse próximamente.

Por su parte, el muy influyente exasesor del primer ministro, Dominic Cummings, sospechoso de estar en el origen de muchas filtraciones, rehusó ser interrogado en el marco de dicha investigación, asegurando que, de hacerlo, Johnson «se inventaría historias absurdas». Y prefirió testificar por escrito.