Miles de personas protestan en Líbano por la mala situación económica del país
Los libaneses se han echado a las calles. Los ciudadanos de Beirut, Sidón y otras ciudades importantes del país protestan desde este jueves debido a la emergencia económica que atraviesa el país y a las recetas de austeridad que pretende aplicar el Ejecutivo de Harari. Actualmente, el Gobierno intenta sacar adelante los presupuestos para 2020 y se prevén subidas de impuestos.
El detonante de las manifestaciones ha sido el anuncio de la creación de una tasa de veinte céntimos diarios al servicio voz sobre protocolo de internet (VOIP, en sus siglas en inglés), utilizado por WhatsApp, Facebook y otras aplicaciones para que la señal de voz circule a través de las redes. Entre otros usos, el VOIP es el responsable de que puedan efectuarse llamadas a través de WhatsApp. El dinero recaudado, estimado en 200 millones de dólares anuales, iría directamente al Gobierno, puesto que las únicas dos operadoras libanesas son de titularidad pública.
Las movilizaciones no han tardado en trasladarse de internet a las calles. Decenas de carreteras y calles principales han sido cortadas este jueves. El diario local Al-Manar ha informado de sentadas colectivas y barricadas con neumáticos quemados a las afueras de Beirut y Sidón. En el norte, los accesos a las localidades de Jeita, Zouk Mikael y Batroun han amanecido cortados este viernes. La misma escena se ha vivido en la ciudad sureña de Nabatieh.
Los disturbios más importantes se han vivido en las grandes ciudades. En Trípoli, la segunda ciudad del país, los manifestantes han inundado la plaza Al-Nour. En Beirut, las protestas han llegado hasta la misma puerta del ministerio de Telecomunicaciones y han ocasionado cortes parciales en las rutas del aeropuerto. Solo en la capital, los choques con las fuerzas de seguridad de la noche del jueves al viernes se han saldado con dos trabajadores muertos por inhalación de humo, según la National News Agency, y con doscientos heridos, entre ellos, sesenta policías.
Este viernes, una huelga convocada por los funcionarios ha dejado bancos, colegios y universidades cerrados. Hariri, su gabinete y el presidente Michel Aoun se reunirán esta tarde en el palacio presidencial de Baabda. Mientras tanto, la contundente respuesta ciudadana al intento de creación de nuevos impuestos ya ha tenido consecuencias. Mohamed Choucair, ministro de Telecomunicaciones, se ha visto obligado, a petición del propio Hariri, a dar marcha atrás en el proyecto del impuesto sobre el servicio de voz de WhatsApp.
La iniciativa había suscitado desde el principio controversia dentro del propio gobierno. “Haremos todo lo posible por revertir esta decisión”, confió a la televisión nacional LBCI Mahmoud Qmati, ministro de Estado de Asuntos Parlamentarios de Hizbulá antes de que Choucair enterrase el proyecto. De igual modo, la medida ha disgustado al partido Fuerzas Libanesas, también parte del Gobierno, que ha manifestado que no acudirá a la reunión de esta tarde, a pesar de la rectificación del ministro.
Aunque la revocación del gravamen sobre el VOIP pueda calmar las protestas a corto plazo, la situación económica y social de Líbano sigue siendo difícil de resolver. El Gobierno se las ve y se las desea para diseñar un proyecto de presupuestos para 2020 sin que se disparen los impuestos.
La economía de Líbano atraviesa una situación complicada, tanto a nivel macro como microeconómico. La deuda pública, según el portal Trading Economics, equivale al 151% del producto interior bruto; una deuda pública valorada muy negativamente por las agencias de rating. La divisa nacional, la libra, tampoco se encuentra en un buen momento. Con la inflación en constante crecimiento desde 2016, medios especializados han llegado, incluso, a señalar como posible la devaluación de la libra.
Las grandes cifras han tenido un impacto importante en el día a día de los ciudadanos. Algo más del 25% de la población del país, esto es, cerca de dos millones de personas, vive por debajo del umbral de la pobreza, según los datos del Banco Mundial y del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
A principios de este mes, Hariri emprendió una gira por el golfo Pérsico y diversos países europeos en busca de nuevas inversiones que dinamicen el tejido económico público y privado del país. Riad Salameh, gobernador del banco central del país, lo acompañó en sus visitas a Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Francia, Alemania y Rusia. Durante la parada en Abu Dhabi, se levantó el veto que impedía a los nacionales emiratíes viajar a Líbano. Con esta maniobra, Hariri espera potenciar el maltrecho sector turístico libanés.
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