Internacional

Gran Bretaña guarda silencio en honor a sus caídos

Ni una palabra. El más absoluto silencio se ha instalado esta mañana en toda Gran Bretaña durante dos minutos para recordar la hora, el día y el mes en el que paró la Primera Guerra Mundial tras la firma del Armisticio de Compiègne.

Han sido 120 segundos de total mutismo en el que se ha recordado aquel 11 de noviembre de 1918 cuando a las 11.00 horas los Aliados y el Imperio alemán firmaron el acuerdo en el vagón de un tren ubicado en un bosque del norte de Francia, terminando así con las hostilidades en el Frente Occidental.

Cada mes de noviembre, las islas británicas se llenan de Poppys (Amapolas) tanto en los edificios oficiales como sobre las prendas de vestir de los ciudadanos. Simbolizan el recuerdo y homenaje hacia las fuerzas armadas y civiles que se sacrificaron por el país en tiempos de guerra, sobre todo desde la Primera Guerra Mundial y, ante todo, como recuerdo por la paz conseguida en Compiègne tras más de cuatro años de una contienda donde murieron más de 10 millones de militares.

Una tradición que se celebra desde 1919 cuando el rey Jorge V decretó dos minutos de silencio para celebrar el primer aniversario del final de la Gran Guerra. Desde entonces, el día 11 del mes 11 a las 11 de mañana el país para completamente durante dos minutos para que sea el silencio quien hable en lugar de las palabras.

Apoyo a los veteranos

No obstante, esta festividad no sólo es una cuestión de memoria, sino también de presente. El Poppy simboliza el cuidado y soporte de los militares veteranos. Esa conciencia se desarrolló tras la Primera Guerra Mundial cuando no había ningún tipo de ayuda debido a los graves problemas económicos que sufría el país. Ahora, y mediante la venta de esta amapola, la Legión Británica consigue fondos para financiar el apoyo a sus efectivos retirados.

Un símbolo de caridad y paz convertido en una de las conmemoraciones más importantes tanto en el Reino Unido como en el resto de países que conforman la Commonwealth.