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ESCÁNDALO DE LOS DOCUMENTOS SECRETOS

Las terminales de la izquierda vinculan al detenido por filtrar documentos secretos de EEUU con Trump

Los medios de comunicación alineados con la Casa Blanca y la izquierda internacional ya no saben qué hacer para seguir tratando de denostar la imagen del ex presidente Donald Trump de cara a su empeño para ser el candidato republicano a las elecciones presidenciales de 2024. La última ocurrencia ha sido vertida en las informaciones que se vienen publicando en las últimas horas y que tratan de vincular al detenido por filtrar documentos secretos comprometedores de EEUU con la figura del ex presidente Trump.

El arrestado, Jack Teixeira, de 21 años de edad es un militar destinado en la Guardia Nacional Aérea en el estado de Massachusetts. La detención se produjo en su domicilio de Dighton, un municipio pequeño de 8.000 habitantes en el sur del estado de Massachusetts, que según los medios de comunicación, ideológicamente, es conservador y que votó en favor de Donald Trump en las elecciones de 2016 y 2020.

Los medios de izquierdas aseguran que el detenido se inició en un chat (Thug Shaker Central), conocido por sus comentarios racistas, creado por los amantes de las armas de fuego, los uniformes militares y Dios. Han asegurado también que sus integrantes son proclives a formular chistes racistas y antijudíos.

En dicho chat el presunto filtrador trató, aseguran los medios, de impresionar al resto de miembros, escribiendo mensajes con acrónimos y jerga del mundo del espionaje, publicando documentos clasificados, primero transcribiéndolos él mismo y, posteriormente, filtrándolos directamente a partir de fotografías. El alias que Teixeira empleaba para relacionarse con el resto de miembros, era OG.

Dicho grupo de Internet lo formaban unas 24 personas, incluidas algunas procedentes de Rusia y Ucrania, que se unieron en la plataforma Discord solo por invitación.

En algunos medios de comunicación pueden leerse referencias a Teixeira como «un hombre cristiano, pacifista, que solo quería informar a alguno de sus amigos sobre lo que estaba pasando». The Washington Post asegura que en un vídeo al que ha tenido acceso, se ve a un hombre identificado como Teixeira en un campo de tiro con un gran rifle, lanzando insultos raciales y antisemitas a la cámara.

Los medios se preguntan cómo alguien tan joven, emocionalmente, inseguro y con puntos de vista racistas y de antisistema, pudo haber tenido acceso a un lugar con información altamente secreta y cómo pudo extraer material clasificado sin levantar sospechas.

Teixeira ha provocado el mayor desastre del espionaje estadounidense de los últimos 10 años.

Preguntas sin aclarar

Resulta también llamativo que hayan sido tres medios de comunicación, The New York Times, The Washington Post y The Wall Street Journal quienes han esclarecido el caso en cuestión de 48 horas cuando la administración Biden tardó tres meses en identificar al presunto sospechoso y cuya detención se había convertido en un asunto apremiante, a medida que las repercusiones de las filtraciones se habían extendido desde Kyiv a Seúl, pasando por Jerusalén, y a otras capitales mundiales, sacudidas por la trascendencia de las filtraciones y por la evidencia de que EEUU espía a sus aliados.

Además de que las filtraciones han avergonzado a la comunidad de inteligencia estadounidense en el resto del mundo y han expuesto las enormes brechas de seguridad existente, uno de los grandes problemas es que en la actualidad existe un número indeterminado de estadounidenses, calculado en torno a los 5 millones de individuos, con autorizaciones de seguridad para acceder a documentos secretos.

La semana que ahora concluye, ha sido especialmente crítica para el gobierno del presidente Biden. Mientras iban apareciendo revelaciones cada vez más escandalosas de los documentos clasificados que ponían en riesgo las relaciones con países aliados o China amenazaba a Taiwán, el presidente estadounidense, siguió con su agenda habitual y se marchó a un absurdo viaje a Irlanda, con su investigado hijo Hunter Biden, para bucear en sus orígenes ancestrales irlandeses, mientras demostraba su incapacidad para desenvolverse en preguntas, incluso de unos niños, o de los medios de comunicación que habitualmente le siguen.