Reyes de España y su apodo: el arte de definir a un monarca
Otra cosa no, pero en España somos especialistas en poner apodos a toda persona conocida como manera de definir sus actuaciones a lo largo de la historia. Y en esto, el mejor ejemplo lo encontramos en la larga lista de reyes de España que vienen acompañados de apodos que han definido a lo largo de la historia su manera de ser y su forma de gobernar en el país.
Oficialmente, solo Juan Carlos I y el actual rey Felipe VI no se distinguen por tener un apodo claro. El resto de sus antepasados han sido conocidos, en muchas ocasiones, más por su apodo, que por su propio nombre. Resulta complicado valorar cuáles de estos «motes» sería el más acertado para cada uno, pero lo que es innegable, que el arte para definir a las personas con un apodo es característico de nuestro país.
Isabel I, «La Católica»
Al igual que su marido Fernando, Isabel I de Castilla fue conocida por Isabel «La Católica». Fue el Papa Alejandro VI quien otorgó a ella y a Fernando, como reyes de España, el título de Católicas Majestades después de defender al país, y a todo Europa, en su lucha contra los infieles. El título, no fue un apodo más, y es que todos sus sucesores lo han heredado hasta la actualidad.
Felipe II, «El prudente»
Felipe III se hizo con el reinado de España y Portugal en 1527. Se le conoció con este apodo de «El prudente» por su manera de ser reservada t tímida. Se cuenta que fue un firme defensor de las artes y la cultura, además de estar asociado a un ferviente catolicismo que, a menudo, se ha puesto en cuestionamiento.
Reinó durante 42 años en gran parte del mundo, y acabó encerrado, solo, en el monasterio que él mismo mandó construir, el del Escorial.
Felipe III, «El piadoso»
Debido a su religiosidad y a su labor en la expulsión de los moriscos de España, a Felipe III siempre se le ha conocido por «El piadoso». Durante su reinado se crearon más monasterios que nunca y se cuenta de él que llegaba a rezar hasta nueve rosarios diarios, uno por cada mes que pasó Jesús en el vientre de su madre.
Durante su reinado se desarrolló el llamado Siglo de Oro español, gracias a la proliferación de grandes autores de la época en las dos ciudades más prosperas del reino: Sevilla y Madrid. Se le conoció como un hombre inteligente, amante de los naipes y el ajedrez.
Carlos II, «El hechizado»
Uno de los reyes de España con el apodo más audaz de todos. «El hechizado» fue el último de los Austria en gobernar en España, dando paso a la Casa de los Borbones.
Su delicada salud desde pequeño, le hicieron ganarse su apodo a pulso, y es que, según los historiadores, los matrimonios consanguíneos de sus antepasados le hicieron ser una persona realmente ausente y despistada.
Muchas han sido las teorías que han intentado explicar las patologías de Carlos II que pudieran arrojar luz a sus trastornos psicológicos y físicos. En un estudio llevado a cabo por la revista European Neurology determinaron que padecía hidrocefalia.
José I Bonaparte, «El intruso»
Pocos reyes de España fueron tan poco queridos como José I Bonaparte, hermano de Napoleón e impuesto a España por Francia. Tras su derrota en España tuvo que hacer las maletas y volver a Francia porque la población española no le tenía demasiada simpatía después de su intento de colonización en el país.
Tuvo varios apodos conocidos como «Pepe Plazuelas» por ordenar construir la Plaza de Oriente, o «Pepe Botella», porque su primera orden en España fue la desaparición del impuesto sobre las bebidas con alcohol. También se le reconoció así por su afición a las bebidas espirituosas, aunque muchas historiadores aseguran que era abstemio.
Isabel II, «La de los Tristes Destinos»
También conocida como «La Reina Castiza», Isabel II se hizo reina muy pronto después de la muerte de su padre Fernando VII. Con tres años ya tuvo que ser reina y fue su madre, María Cristina, la que ejerció de regente en España.
Se vivió la guerra civil entre Carlistas e Isabelinos, y adelantaron su mayoría de edad para que pudiera gobernar con trece años. En su reinado no lo tuvo nada fácil ya que tuvo que lidiar entre los moderados y los progresistas que provocarían, finalmente, el destronamiento de la reina y su huída a Francia.
Tampoco la fue muy bien en el amor, ya que fue obligada a casarse con su primo homosexual, Francisco de Asís, el mismo día en que cumplió los 16 años de edad.
Amadeo I, «El electo»
Fue el primer intento en España de mantener una monarquía parlamentaría que no tuvo grandes resultados. El elegido para tal experimento fue Amadeo de Saboya, hijo del rey de Italia, que abdicó un par de años después por los pocos apoyos con los que contaba.
Comenzó la Primera República en España, que duró aún menos y se llamó a Alfonso XII, hijo de Isabel II, para restaurar la monarquía. Fue conocido como «El pacificador».
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