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Historia de España

Los orígenes de la península ibérica

Los orígenes de la península ibérica son el resultado de una rica y compleja interacción de culturas a lo largo de milenios.

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  • Francisco María
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La formación actual de la Península Ibérica es el resultado de millones de años de procesos geológicos. En estos se han alternado periodos de intensa actividad orogénica y fases de calma, donde la erosión y la sedimentación han predominado.

España se divide en dos grandes áreas: la Península Ibérica y las Islas Canarias. Cada una de ellas tuvo un origen particular unas características geológicas distintivas que han evolucionado a lo largo de millones de años.

El origen

En los primeros tiempos del Paleozoico, la Península Ibérica como tal no existía. En su lugar, el territorio que hoy comprende la península estaba dividido en dos bloques geológicos, que eran los siguientes:

Entre estos bloques se extendía el Océano Reico, que separaba Gondwana de otros continentes del norte, como Laurentia (Norteamérica), Báltica (norte de Europa) y Avalonia (sur de Europa).

Estos continentes, junto con Siberia, formarían posteriormente el supercontinente Laurasia. De las aguas de este antiguo océano emergió gran parte de lo que hoy es la Península Ibérica.

Primeras transformaciones

Durante los periodos Silúrico y Devónico, se gestó el relieve Caledoniano. Esto causó la formación de cadenas montañosas en regiones como Escocia, Irlanda, Inglaterra, Gales y el oeste de Noruega.

Aunque también afectó a la Península Ibérica, los materiales generados por esta orogenia fueron erosionados y cubiertos por los mares del Paleozoico. Así se gestó parte de la compleja conformación geológica de la península.

De esta manera, la Península Ibérica fue tomando forma. Pasó por varios procesos geológicos que moldearon su relieve hasta convertirse en la estructura que conocemos hoy.

Las etapas de desarrollo

El origen y desarrollo de la península ibérica comprende varias fases, que comenzaron hace más de 4.000 millones de años. Estas etapas son las siguientes.

Era Arcaica o Precámbrico (4.000 – 600 millones de años)

El origen geológico de la península ibérica se remonta a la era Precámbrica. Existía un macizo antiguo que, tras ser plegado y erosionado, fue cubierto por los mares de la era Paleozoica.

Era Primaria o Paleozoico (600 – 225 millones de años)

El relieve peninsular experimentó cambios significativos, que elevó montañas de granito, pizarra y cuarcita. El macizo ibérico fue erosionado, convirtiéndose en la base de lo que hoy conocemos como la Meseta Central.

Los macizos del noreste (Aquitania, Catalano-Balear y del Ebro) y del sureste (Bético-Rifeño) también se formaron en este periodo. Después, fueron erosionados y convertidos en zócalos.

Era Secundaria o Mesozoico (225 – 68 millones de años)

La era secundaria fue un periodo más tranquilo. Durante este tiempo, parte del macizo ibérico se sumergió bajo el mar de Thetys, y las tierras emergidas continuaron siendo arrasadas por la erosión.

Era Terciaria o Cenozoico (68 – 1.7 millones de años)

La era terciaria fue testigo de la colisión entre las placas africana y eurasiática, lo que desencadenó la orogenia alpina. Este evento provocó el levantamiento de las cordilleras alpinas (Pirineos y Béticas) y la formación de las depresiones del Ebro y del Guadalquivir, paralelas a las nuevas cordilleras.

En este periodo, el zócalo de la Meseta se fracturó en bloques. Algunos de estos se elevaron, creando las unidades montañosas del Sistema Central y los Montes de Toledo. Otros se hundieron, formando las cuencas de sedimentación de Castilla.

Islas Canarias

Las Islas Canarias, aunque no forman parte de la Península, tuvieron un origen volcánico. Están situadas sobre la corteza oceánica de la placa africana y su formación se debe a procesos volcánicos en el Atlántico, que han creado su característico relieve montañoso y volcánico.

Historia posterior

La llegada de los fenicios y griegos, alrededor del siglo VIII a.C., marcó un punto de inflexión en la historia de la península. Estos pueblos del Mediterráneo establecieron colonias comerciales, como Gadir (actual Cádiz) y Emporion (actual Ampurias), introduciendo nuevas técnicas agrícolas y de navegación. La influencia fenicia y griega fue fundamental en el desarrollo económico y cultural de la península.

Posteriormente, la península ibérica fue conquistada por los romanos en el siglo III a.C. La romanización tuvo un impacto profundo en la región, que se convirtió en una provincia del Imperio Romano, conocida como Hispania. Durante este periodo, se edificaron ciudades, se construyeron caminos y se establecieron leyes que sentaron las bases de la cultura occidental. La lengua latina, de la cual derivan las lenguas romances, incluido el español, comenzó a difundirse por todo el territorio.

Invasiones

Tras la caída del Imperio Romano en el siglo V d.C., la península enfrentó una serie de invasiones, incluyendo la de los visigodos, quienes establecieron un reino que perduró hasta la llegada de los musulmanes en el año 711. La conquista musulmana transformó la península, introduciendo un periodo de esplendor cultural y científico, conocido como Al-Ándalus, que duró varios siglos y dejó un legado que aún se puede apreciar en la arquitectura, la gastronomía y la lengua.

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