Nuevas teorías sobre la desaparición de los cátaros en España
Muchas teorías ofrecen una nueva perspectiva sobre la historia de los cátaros en España y sugieren que su legado es realmente perdurable.
Los cátaros en la Europa medieval
Historia de los cátaros en España
El resurgimiento de los Illuminati
Los cátaros llegaron a la Península Ibérica en el siglo XIII, cuando fue puesta en marcha la llamada cruzada albigense. Tras abandonar el sur de Francia, muchos de ellos se establecieron en el norte de Cataluña, reino de Aragón, huyendo de la sangrienta campaña militar impulsada por el papa Inocencio III. A pesar de la predicación de sus sacerdotes en la región, la recién creada Inquisición con sus condenas y sus métodos de terror hizo desaparecer físicamente este movimiento religioso.
Sin embargo, han surgido nuevas teorías sobre la desaparición de los cátaros en España que ayudan a desvelar el misterio de las causas que llevaron al aniquilamiento de la cultura más floreciente de la Edad Media.
La difusión de los cátaros en la Península ibérica
La mayoría de los cátaros que se asentaron en la Península Ibérica lo hicieron en el siglo XIII, sin embargo, existe evidencia de que ya había cátaros en la Corona de Aragón a mediados del siglo XII. Muchos de ellos viajaron a través de los Pirineos con los carros, los caballos y el ganado que conducían los pastores galos por las sendas de montaña. De esta manera pasaban desapercibidos, al igual que el credo que profesaban.
Otra forma en la que los cátaros lograron difundirse en la península fue viajando con los buhoneros, otra clase de mercaderes que, por su oficio, deambulaban con libertad por los caminos. A los cátaros solían llamárseles tejedores, porque en su mayoría se dedicaban a actividades textiles.
Los cátaros que se instalaron en Cataluña lo hicieron con la ayuda y complicidad de los señores feudales, a quienes les convenían atacar las jurisdicciones de la Iglesia. Sin embargo, no fueron pocos los nobles de Aragón que le dieron protección y cobijo a los cátaros, pues algunos de ellos estaban vinculados con estos por parentesco o por lazos vasalláticos. Fue así como comenzó el proceso de fusión de los cátaros con los habitantes de la región que terminó borrando su identidad.
La Inquisición en la Corona de Aragón
A mediados del siglo XIII, la Inquisición obtuvo licencia para actuar en la Corona de Aragón, lo que supuso una persecución más implacable y agresiva hacia los cátaros. Si bien en un principio, la actividad del Santo Oficio no tuvo muchas consecuencias. Sin embargo, al cabo de diez años los herejes, y los centros cátaros principalmente, fueron desarticulados con mayor o menor fortuna.
Cuando el Tribunal de la Inquisición adquirió una mejor organización, multiplicó los procesos locales y colaboró en las persecuciones emprendidas por los nuevos señores del sur de Francia, quienes eran representantes directos de la Corona. En esta época, la corte de Nuño Sanz, conde del Rosellón y proalbigense, fue totalmente desmantelada y sus integrantes terminaron en la cárcel o en la hoguera.
Del mismo modo, fueron entregados a la Inquisición los cátaros peninsulares que residían en el Mediodía francés, como el cónsul y prestamista Pedro García, asentado en Toulouse.
El último pastor y la desaparición de los cátaros
En el Maestrazgo, existió una pequeña comunidad de cátaros exiliados liderados por Pierre Penchenier, el último pastor cátaro, cuyo nombre real era Guilhem Belibasta. Tras ser encarcelado en Carcasona por haber matado a un pastor católico del arzobispado de Narbona que quería denunciarle ante la Inquisición, Belibasta logró escapar y viajó con un grupo de cátaros por diferentes localidades de la Corona de Aragón.
Finalmente, se asentó en la ciudad de Morella, donde estableció una comunidad de cátaros. Cerca de allí, en la aldea de Sant Mateu, recibía a los feligreses que se acercaban a verlo. Entre los fieles estaba el agente doble, Arnau Sicre, quien con engaños lo llevó hasta Tírvia, una población del norte de Cataluña. Allí fue detenido, y finalmente pereció quemado vivo en Villerouge-Termenès, en 1321.
El verdadero fin de la iglesia cátara
Existe la creencia de que el fin de los cátaros se produjo debido a la persecución, cuando en realidad fue por un efecto indirecto de la misma. La desaparición de los cátaros como iglesia ocurrió el día en que el último de sus miembros ya no estaba en condiciones de conferir a su sucesor el único sacramento de los cátaros. Sería el consolamentum o bautismo «del fuego y el Espíritu» que se transmitía a través de un ritual.
Al llegar este temido día, los creyentes se quedarían para siempre sin pastor. No habría ningún miembro de la iglesia que le predicase la buena nueva del Evangelio o que los acompañase en la hora de su agonía, un momento crucial en el que la recepción del bautismo salvador abriría las puertas del Paraíso. Así, con esa interrupción, se rompería la filiación apostólica que mantenía a los cátaros unidos a los apóstoles de Jesús de Nazaret a lo largo de los siglos. Este sería el fin definitivo de Iglesia cátara.
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