Historia
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Investigadores resuelven el misterio: el monolito que viajó miles de kilómetros por mar

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Stonehenge, el icónico monumento megalítico en el sur de Reino Unido, ha revelado un nuevo secreto sobre sus orígenes. Un reciente estudio liderado por expertos de la Universidad Curtin ha determinado que la piedra del altar, un bloque de seis toneladas, no proviene de Gales como se pensaba anteriormente, sino del noreste de Escocia. Mediante análisis químicos y de datación, los investigadores identificaron que la piedra pertenece a la cuenca de Orcadian, situada a 750 kilómetros del monumento.

El hallazgo subraya la sofisticación de las sociedades prehistóricas británicas y plantea nuevos interrogantes acerca de cómo se trasladó una piedra tan enorme desde Escocia hasta el sur de Inglaterra alrededor del 2600 a.C. Los expertos creen que, en lugar de ser transportada por tierra, la piedra pudo haber sido llevada por mar, lo que implica la existencia de redes comerciales a larga distancia y una notable coordinación entre las comunidades neolíticas. Aunque este descubrimiento aporta una pieza clave al enigma de Stonehenge, los investigadores ahora se centran en localizar el sitio exacto en Escocia de donde proviene la piedra del altar.

El gran misterio del altar de Stonehenge

Durante más de un siglo, los científicos han intentado resolver el misterio del origen de la piedra del altar de Stonehenge, un enorme bloque de arenisca roja que pesa más de seis toneladas y mide casi cinco metros de largo. Recientemente, un equipo de investigadores ha identificado una posible procedencia en el noreste de Escocia, en la región conocida como la Cuenca de Orcadia.

Este hallazgo, publicado en la revista Nature, ha generado gran entusiasmo, ya que sugiere la existencia de vínculos culturales y comerciales entre diferentes comunidades neolíticas del Reino Unido, conexiones que anteriormente solo se habían planteado como hipótesis.

A lo largo de los años, los arqueólogos han logrado identificar la procedencia de las piedras que forman el anillo exterior del monumento, provenientes de una cantera a unos 25 kilómetros al norte del sitio. Asimismo, desde la década de 1920, se sabe que las «piedras azuladas» de Stonehenge provienen de Gales. Sin embargo, la piedra del altar, distinta en tamaño, peso y composición, ha seguido siendo un enigma. A pesar de numerosos intentos, los esfuerzos por determinar su origen no han tenido éxito hasta ahora.

El equipo liderado por Richard Bevins, científico de la Tierra en la Universidad de Aberystwyth (Gales), ha trabajado durante 15 años para resolver este misterio. Utilizando técnicas de geología avanzada, compararon la composición química de la piedra del altar con afloramientos de arenisca roja en Gran Bretaña e Irlanda.

La única coincidencia clara que encontraron fue en la Cuenca de Orcadia, una vasta región del noreste de Escocia. Aunque este descubrimiento proporciona una pista importante sobre el origen de la piedra, aún no se ha identificado el lugar exacto de donde fue extraída. Sin embargo, los investigadores creen que es un avance significativo en la comprensión del proceso de construcción de Stonehenge y su importancia cultural.

Uno de los principales desafíos que plantea este hallazgo es entender cómo las comunidades neolíticas lograron transportar una piedra tan grande a lo largo de una distancia de 750 kilómetros. Existen varias teorías sobre cómo pudieron haberlo hecho.

Algunos sugieren que el transporte fue posible gracias a los glaciares, aunque algunos científicos cuestionan esta teoría, como David Nash, geomorfólogo de la Universidad de Brighton, quien considera improbable que un bloque tan grande haya sido transportado por el hielo desde Escocia hasta Stonehenge.

Otra teoría es que la piedra fue transportada por tierra, pero esta hipótesis tampoco es válida según algunos científicos, ya que Escocia es una región montañosa y en aquella época gran parte de Reino Unido estaba cubierta de bosques, lo que habría dificultado el traslado por esa vía.

La teoría más plausible, según los autores del estudio, es que transportaron la piedra por mar. Durante la época neolítica, los pueblos costeros ya utilizaban embarcaciones para el comercio y el transporte de objetos pesados, como ganado. Es posible que los constructores de Stonehenge hayan navegado a lo largo de la costa escocesa y luego transportado la piedra por ríos antes de llevarla por tierra hasta su destino final en Salisbury.

El largo viaje de la piedra del altar subraya la importancia que debió de tener para las comunidades neolíticas. Los arqueólogos sugieren que la piedra podría haber sido utilizada en otros monumentos antes de llegar a Stonehenge, lo que podría explicar su singularidad. Además, el hecho de que esté situada en el centro del monumento y que todo Stonehenge esté dispuesto a su alrededor refuerza la idea de que esta piedra tenía un significado especial para sus constructores.

El descubrimiento también ofrece nuevas perspectivas sobre las conexiones culturales entre las diferentes regiones de las Islas Británicas durante el Neolítico. Las similitudes en herramientas, cerámica y monumentos encontrados en Escocia, Gales, Inglaterra e Irlanda sugieren que estas comunidades mantenían relaciones estrechas, intercambiando ideas, prácticas rituales e incluso creencias religiosas.