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Descubrimiento colosal: la IA revela que los Manuscritos del Mar Muerto y la Biblia comparten autores

Una herramienta de inteligencia artificial desarrollada por investigadores europeos dio el puntapié inicial hacia una nueva mirada a los antiguos Manuscritos del Mar Muerto. Utilizando métodos de datación cruzada y análisis paleográfico automatizado, el estudio abrió nuevas hipótesis sobre los orígenes de estos textos milenarios.

El hallazgo pone en cuestión las fechas tradicionales aceptadas y plantea relaciones inesperadas con los escritos bíblicos. La investigación se publicó recientemente en la revista científica PlosOne, de acceso abierto.

¿Cuál es la IA que sugirió que los Manuscritos del Mar Muerto y la Biblia comparten autores?

Durante décadas, los Manuscritos del Mar Muerto fueron objeto de investigación histórica, religiosa y filológica. La mayoría de estos documentos fueron descubiertos entre 1947 y 1956 en cuevas de la región de Qumrán, cerca del Mar Muerto, y muchos de ellos son copias de textos bíblicos hebreos.

Uno de los problemas más persistentes en su estudio ha sido la datación. Aunque algunos fragmentos contienen fechas escritas, una parte significativa carece de cualquier referencia temporal.

Hasta ahora, los especialistas recurrían a métodos comparativos basados en el análisis visual del estilo de la escritura, lo que exigía una amplia base de manuscritos fechados para establecer cronologías fiables.

Para superar esta limitación, un equipo internacional liderado por Mladen Popović, de la Universidad de Groningen (Países Bajos), ha entrenado un programa de inteligencia artificial para analizar estilos de caligrafía y asociarlos con un periodo aproximado.

La herramienta, denominada Enoch, utiliza algoritmos de aprendizaje automático que combinan datos paleográficos con resultados de datación por radiocarbono.

¿Cómo funciona la IA de Enoch?

El sistema fue creado a partir de una base de manuscritos datados mediante carbono-14. Con esa información, Enoch aprendió a detectar patrones en los estilos de escritura asociados a diferentes periodos. Posteriormente, el software fue puesto a prueba con 135 fragmentos de los Manuscritos del Mar Muerto, y los resultados fueron evaluados por expertos.

Lo relevante de este estudio es que Enoch no sólo replicó los resultados esperados, sino que también generó estimaciones más antiguas para varios textos, en comparación con los cálculos anteriores basados únicamente en la caligrafía.

La combinación de análisis computacional y pruebas físicas de datación permite, por primera vez, correlacionar fragmentos específicos con periodos históricos concretos, más allá de la simple especulación visual o filológica.

¿Por qué sugieren que existen conexiones entre la Biblia y los Manuscritos del Mar Muerto?

Uno de los hallazgos más llamativos del estudio es la coincidencia en el estilo de escritura entre ciertos fragmentos de los Manuscritos del Mar Muerto y manuscritos bíblicos. La IA identificó similitudes suficientes como para sugerir que algunos autores o escribas podrían haber trabajado tanto en textos canónicos como en los rollos de Qumrán.

Esto no implica que todos los textos hayan sido escritos por las mismas personas, pero sí permite plantear la hipótesis de que hubo una transmisión compartida del conocimiento y del estilo escriturario en determinados círculos religiosos o académicos de la región.

Este punto marca una diferencia respecto a teorías anteriores, que suponían una clara separación entre los escribas bíblicos y los autores de los textos descubiertos en Qumrán.

Además, uno de los aportes más relevantes de la investigación es que dos fragmentos bíblicos fueron fechados en el mismo periodo que otros textos descubiertos en las cuevas de Qumrán. Esto indica, con cierto grado de fiabilidad, que algunos escribas podrían haber participado en la redacción o copia de ambos tipos de documentos.

Aplicaciones futuras del método Enoch

La herramienta Enoch podría aplicarse a otros conjuntos de manuscritos antiguos que carecen de fechas claras. En contextos arqueológicos donde los restos textuales están incompletos o han sido desplazados, este tipo de análisis abre una posibilidad para integrar tecnología y ciencia en la reescritura de la historia documental.

Según el estudio, publicado en la revista PLOS One, este modelo puede adaptarse y entrenarse con nuevos datos, por lo que tiene el potencial de convertirse en una herramienta estándar para la datación automatizada de documentos antiguos.

Sus autores señalan que el enfoque es replicable y útil en múltiples disciplinas, desde la historia antigua hasta la crítica textual y la filología. «Con Enoch hemos dado un paso hacia la reconstrucción de los contextos históricos de los textos sin fecha», escriben los investigadores en el informe.

La precisión del modelo depende de la calidad y la diversidad de los datos de entrenamiento, por lo que futuros estudios se centrarán en ampliar esta base.