Salvar la cultura para crear una sociedad justa, igualitaria e inclusiva
Tras el crack del 29 en EEUU, una de las crisis financieras más importantes del pasado siglo, el Gobierno del presidente Franklin D. Roosevelt (EEUU, 1882 – 1845) lo tuvo claro: el ‘New Deal’ –o ‘Nuevo Pacto’– para la recuperación económica tendría una partida importante dedicada a salvar al mundo de la cultura que se denominó ‘Federal Art Project’ (1935 – 1943). Ninguna disciplina artística quedó fuera de las políticas económicas públicas que emanaron de la Casa Blanca.
Alrededor de 5.000 artistas –entre ellos, como curiosidad, Jackson Pollock, Mark Rothko o Lee Krasner– y creadores de todo el país fueron ayudados a encontrar un empleo en su sector, así como encargos que hicieran más llevadera la recesión estadounidense. De hecho, también en estos duros años 30 convivían en armonía el sector privado y el público con el fin de impulsar la creación artística, urbanística, social y arquitectónica.
A pesar del complicado escenario, fue una época absolutamente prolífica desde el punto de vista de la cultura, en la que las grandes sagas empresariales, como los Guggenheim o los Rockefeller en coordinación con la Administración gubernamental, activaron más de 100 centros culturales y/o artísticos, vieron la luz más de 200.000 obras de arte y, además, hicieron un profundo estudio de la cultura norteamericana con el nombre de ‘Index of American Design’.
Expuesto todo lo anterior, y teniendo en cuenta las diferencias de ambas crisis, por supuesto, podríamos decir que el actual contexto de pandemia sanitaria no es favorable para el sector cultural europeo, ya que debido a las restricciones sanitarias impuestas por las autoridades ha habido decenas de cancelaciones en diversos ámbitos que han visto decrecer su actividad de manera importante. Según el análisis de GESAC en ‘Reconstruyendo Europa: la economía cultural y creativa antes y después de la COVID-19’, la industria cultural europea ha perdido 200.000 millones de euros, es decir, el 31% de su actividad.
No es baladí, por lo tanto, que se atienda al mundo cultural de manera presta, ya que más allá del alimento al alma que supone, también representa el 3,5% del PIB de España y emplea a más de 700.000 personas, según datos del Ministerio de Cultura. Por ello, desde luego, es necesario que tanto las Administraciones como las empresas privadas contribuyan a salvar una industria con tanto peso en nuestro país y para que los jóvenes y las organizaciones culturales puedan seguir desarrollándose con relativa normalidad.
En este sentido, cabe destacar la labor de apoyo que hacen grandes empresas como Banco Santander a través de su Fundación, con proyectos como ‘Santander Emplea Cultura’, un programa destinado a crear empleo entre los jóvenes especializados en cultura contemporánea y a ayudar a crecer de forma sostenible a las organizaciones del sector cultural, así como a fortalecer estructuras ya nacidas.
Este 2021 se ha lanzado la VII edición y, en esta ocasión, la aportación total asciende a 230.000 euros. Cada organización seleccionada recibirá 18.000 euros que irán destinados de forma íntegra a cubrir el salario anual del nuevo empleado. Además, cinco de las entidades también podrán optar a una ayuda adicional de 10.000 euros para mantener el puesto de trabajo un segundo año. Actualmente está abierta la convocatoria de candidatos de esta VII edición del programa. Los 10 seleccionados se conocerán en abril y podrán incorporarse a su puesto de trabajo en mayo.
Begoña Arechederra es antigua participante de ‘Santander Emplea Cultura’ e integrante de Centro de Acercamiento a lo Rural, una institución con sede en Madrid, concretamente en el barrio de El Carmen, que tiene como objetivo “acercar el mundo rural y urbano a través del arte contemporáneo, aunque también hacemos muchos talleres, ahora reducidos con la pandemia, con asociaciones de la zona y familias”. Además de este espacio, también tienen un establo en la Casa de Campo y están llevando a cabo un proyecto de restauración y recuperación de una aldea en Asturias que “de momento no tiene nombre, pero lo hemos llamado ‘Campo Adentro’”.
Arechederra ha consagrado su formación al mundo cultural. Primero cursó el bachillerato de Artes, el grado de Musicología en la UAM y, recientemente, el máster de Gestión Cultural en la UCM para dar el salto hasta el Centro de Acercamiento a lo rural. “Para mí el poder optar al programa ‘Santander Emplea Cultura’ fue una oportunidad porque si ya es muy complicado, en general, encontrar trabajo cuando acabas la formación, en cultura todo se agrava en dificultades”, detalla.
Cree, y así lo explica, que “la cultura siempre es lo primero que se recorta, pero a veces nos olvidamos de que siempre aporta e impulsa algo en nosotros. Nos ayuda a continuar, por eso creo que necesitamos aferrarnos a ella, aunque sufra y a veces sea un ámbito complicado”.
Defiende, además, la importancia de la cultura como motor para el desarrollo personal e individual de las personas y, por tanto, la consiguiente aportación al desarrollo colectivo de la sociedad. “En este mundo, afortunadamente, siempre hay mucha vocación, a pesar de todas las crisis. Hace falta invertir en cultura porque, bueno, al final es educación, educar de cara a futuro. Para mí, por ejemplo, el arte es un escape, sobre todo ahora, pero siempre lo ha sido. Mi hobbie es cantar, aunque no pueda estar sobre el escenario y estar disfrutando en el backstage”, aclara.
A Arechederra le gustaría seguir en este mundo cultural toda la vida, por ello, según explica, cree que ‘Santander Emplea Cultura’ de la Fundación Banco Santander es un buen punto de arranque. “He tenido la suerte de dedicarme desde muy pronto a lo que me gusta, a pesar de mi juventud y espero seguir así, del arte siempre se extrae algo positivo”, concluye.
Definitivamente, la cultura tiene de manera innata la capacidad de cuestionar y entender el mundo en el que vivimos. Por ello, se trata de una herramienta imprescindible que hay que impulsar y salvaguardar porque solo de esta manera haremos de nuestra sociedad una existencia más sabia, igualitaria, justa e inclusiva. Esto es un aspecto que Fundación Banco Santander tiene en su ADN. Razón por la que uno de sus ejes de actuación es el de impulsar y fomentar la cultura a través del mecenazgo artístico y educativo.
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