Las últimas palabras de Blesa: «¿Tienes el teléfono de mi mujer, por si tienes que llamarla?»
Miguel Blesa se ha suicidado disparándose en el pecho con una escopeta de caza. El ex banquero de 69 años, con impresionante sangre fría, dejaba a sus amigos con los que compartió desayuno en la finca Puerto del Toro en Villanueva del Rey (Córdoba) y se dirigió a su vehículo junto al cual ha aparecido el cadáver tras el fatal desenlace.
«¿Tienes el teléfono de mi mujer, por si tienes que llamarla?» parece que fueron las últimas palabras del ex presidente de Caja Madrid, según publica El País. Se dirigía a uno de los amigos con los que compartía desayuno en la finca cordobesa. Con la excusa de cambiar su coche de lugar, para que no le diera el sol, Blesa se acercó al lugar donde lo tenía estacionado para pegarse un tiro en el pecho.
Las primeras hipótesis apuntan a que el ex banquero habría sacado del maletero de su vehículo una de sus escopetas, el único equipaje que al parecer llevaba para pasar unos días en la finca. A continuación, se dirigió a la parte delantera, apoyó el arma contra su pecho y apretó el gatillo que provocaría la herida mortal en su tórax.
Este jueves se realizará la autopsia para determinar las causas de la muerte y despejar las incógnitas que sobrevuelan en este caso. Las teorías que apuntan a un mero accidente están prácticamente descartadas por los informes preliminares y la descripción de las heridas, incluso se tiran por tierra las sospechas de una conspiración para acabar con la vida de Blesa.
Normalmente Miguel Blesa no acudía a la finca del Puerto del Toro con sus propias armas, tenía licencia de escopeta y de rifle y poseía varias piezas. Prefería utilizar las que le facilitaban en la finca, aunque desde que comenzó el largo y tortuoso proceso judicial contra el ex banquero había dejado de cazar.
Una persona allegada explicaba que el hecho de portar su propia escopeta denotaba que todo estaba premeditado. «Miguel era una persona muy meticulosa. Lo tenía todo pensado porque no quería implicar a nadie», señala esta persona que ha preferido no identificarse. Y es que de haber utilizado una de las escopetas de la finca habría levantado todo tipo de sospechas y, muy probablemente, metería en un lío al dueño de la misma.
Últimos meses tortuosos
Pese a que Blesa parecía gozar de una vida aparentemente tranquila, a la espera eso sí de las causas que todavía tenía pendientes con la justicia, lo cierto es que el que fuera uno de los banqueros más importantes de España no podía ni salir a la calle. Le insultaban, le escupía y allá donde fuera era reconocido y vilipendiado por el daño causado a tantos y tantos clientes de la caja madrileña.
El horizonte judicial para Blesa no era nada halagüeño. Sentenciado a seis años de prisión por el caso de las tarjetas black, a la vuelta del verano todavía quedaba pendiente una pieza separada derivada de la investigación de la salida a bolsa de Bankia, la que tenía relación con la colocación de preferentes.
La presión de verse de nuevo sentenciado a más años de cárcel y la posibilidad de entrar en prisión incluso antes de las navidades han podido ser uno de los detonantes del suicidio de Miguel Blesa.
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